Eslovaquia: una democracia que ocupa el puesto 17 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa que elabora anualmente “Reporteros Sin Fronteras”. Y una democracia solo puede sobrevivir con la libertad de prensa.
Cada día en todo el mundo hay periodistas que ponen en riesgo su vida para informar sobre violencias y crímenes de guerra. Cada día los reporteros de guerra ven sangre, violaciones de los derechos humanos, horrores interminables.
Sin embargo, en nuestra sociedad “civil” se combate también otra guerra “silenciosa”, una guerra hecha de falta de escrúpulos y suciedad moral. Este es el riesgo implícito de la democracia: puede dar voz a los peores y crear la “tormenta perfecta”, por un lado una sociedad que se alimenta con la difusión de mentiras, rumores y calumnias, y por otro lado una oposición politica muy débil para tratar de establecer los hechos y defender la verdad.
Si medimos la virulencia que los demagogos utilizan contra los periodistas, podemos entender hasta qué punto los periódicos siguen siendo un baluarte contra el totalitarismo. Precisamente porque la amenaza de ese totalitarismo es hoy mayor, la libertad de prensa es más necesaria que nunca.
En la sociedad actual la corrupción constituye una presencia alarmante y avanza como una gangrena que afecta a todos los sectores de la vida económica y social.
Eslovaquia tiene una larga historia de corrupción y aunque este sea un mal endémico de casi todos los nuevos Estados miembros de la Unión Europea de Europa central y oriental, muchos observadores afirman que existe todavía en el país una excesiva tolerancia con respecto a los casos de corrupción, junto con insuficientes medidas contra estas prácticas y procedimientos judiciales lentos y poco transparentes.
Precisamente la transparencia debe ser una característica esencial del Estado democrático. Si en un régimen autoritario, el Estado puede conocer todo de los individuos sin que los individuos sepan casi nada del Estado, en una democracia el individuo debe tener la posibilidad real de conocer la actividad del Estado y su funcionamiento, mientras que el Estado debe conocer solo lo indispensable de los individuos.
Transparencia significa que las razones de toda decisión gubernamental, deben ser accesibles, claras y conocidas por parte de los ciudadanos.
Estamos asistiendo a una verdadera revolución, la transformación a un mundo digital, que nos ofrece gigantescas posibilidades, pero puede hacernos mucho más vulnerables frente a actores políticos o económicos que tratan de controlarnos.
Por eso, una prensa independiente y fuerte es más necesaria que nunca. Incluso con sus errores, exageraciones, omisiones, inexactitudes, los periodistas tienen una decisiva función de vigilancia. Por supuesto, tienen su orientación ideológica, y esto forma parte del juego de la pluralidad.
Sin embargo, no podemos olvidar que los periodistas, al menos los profesionales más serios y escrupulosos, deben respetar un código ético e intentan suministrar información veraz a sus lectores. Porque la suministración de la verdad es la única forma de mantener todos los valores que nos permiten convivir.
El asesinato del joven periodista investigativo Ján Kuciak y su compañera Martina Kušnírová representa un ataque a la democracia y la independencia de los medios de comunicación y ha sido condenado por la Federación Europea de Periodistas (FEP) y la Federación Internacional de Periodistas (FIP).
¿Un ataque sin precedentes? Realmente no, puesto que el reportero Pavol Rypal, que documentaba las actividades de la mafia, desapareció hace diez años y desde 2015 está también desaparecido Miroslav Pejko, periodista investigativo del diario eslovaco “Hospodárske noviny.”
Fraudes fiscales y actividades poco transparentes están detrás de un asesinato que representa una «señal muy preocupante» para el periodismo en la Unión Europea (UE), según palabras del director de la Federación Europea de Periodistas, Mogens Blicher Bjerregård. Seis meses después del asesinato de la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia, que también investigaba casos de corrupción financiera.
Más allá de la señal preocupante para el periodismo, se trata de una señal terrible para la sobreviviencia de la democracia, un hecho gravísimo e intolerable que no es digno de un país que pretende presentarse como un Estado moderno y avanzado. La modernidad no se mide solo con los avances tecnológicos y el desarrollo industrial.
Para combatir la corrupción lo más importante es la voluntad política: esto es lo que pidieron los eslovacos que protestaron de forma masiva el año pasado contra la clase política y esto es lo que van a pedir los miles de ciudadanos que tomarán las calles de Bratislava el viernes 2 de marzo.
“Nechceme späť 90-te! Pochod za Jana Kuciaka a Martinu Kušnírovú”.
¡No queremos volver a los 90! Marcha por Ján Kuciak y Martina Kušnírová.
“Buenos días Eslovaquia” condena firmemente el asesinato y lo considera un ataque al periodismo libre y la democracia.
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