El fabricante de automóviles Stellantis, resultante de la unión en enero de este año de los grupos Fiat Chrysler Automobiles FCA y Groupe PSA, ha anunciado que invertirá 180 millones de euros en la producción de tres nuevos modelos.
Durante la rueda de prensa conjunta, a la que asistieron representantes del Estado y de la empresa, se anunció que se espera la paulatina puesta en marcha del nuevo programa de producción a partir de 2023.
Durante el verano se llevarán a cabo las primeras obras necesarias para la transformación de la planta, pero la mayoría de las intervenciones se realizarán el próximo año.
La compañía aún no ha facilitado detalles sobre marcas y modelos, pero ya se sabe que gran parte de la producción incluirá vehículos totalmente eléctricos para sustituir al actual modelo Citroën C3, que junto al Peugeot 208 forma parte del llamado segmento B de coches pequeños.
Stellantis, que en 2020 produjo 338.050 vehículos en Eslovaquia con una facturación de 3.436 millones de euros, presentará su estrategia de electrificación el 8 de julio durante una rueda de prensa virtual.
El primer ministro Eduard Heger dijo que el gobierno está haciendo todo lo posible para mejorar el entorno empresarial, ya que la industria automotriz es un sector clave de la economía eslovaca. En su opinión, la inversión de Stellantis confirma la importancia estratégica de Eslovaquia en el sector de la automoción. La compañía ya ha invertido 1.200 millones de euros y este año se espera que alcance los cuatro millones de vehículos producidos.
La inversión responde a las nuevas tendencias del mercado del automóvil y permitirá el uso de nuevas tecnologías de la Industria 4.0 y el lanzamiento de proyectos verdes. La empresa ha solicitado ayudas estatales, financiadas en parte con fondos europeos, pero Heger aún no ha facilitado detalles sobre este aspecto.
El nuevo director gerente de la planta de Stellantis en Trnava, Martin Dzama, dijo que la fábrica eslovaca tuvo que competir con las 24 plantas del grupo en Europa por el nuevo programa de inversiones, en particular las ubicadas en Tychy en Polonia y Kragujevac en Serbia. El resultado alcanzado es fruto de la aportación de los 4.200 empleados de la planta, además de los más de 20.000 trabajadores de la cadena de suministro.
A pesar de la elección de la sede eslovaca para esta inversión considerable, Dzama no dejó de subrayar los problemas relacionados con el aumento de los costes laborales y energéticos en Eslovaquia.
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Foto: psa-slovakia.sk
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