El sábado 17 de octubre, una protesta no autorizada se convirtió en un violento enfrentamiento entre los manifestantes y la policía. Una multitud de unas 500 personas, en su mayoría simpatizantes del Partido Popular Nuestra Eslovaquia (ĽSNS) de extrema derecha liderado por Marian Kotleba, se presentó frente a la sede del Gobierno para protestar contra las nuevas restricciones impuestas para contener los contagios. Entre ellas, la prohibición de organizar manifestaciones con la participación de más de seis personas.
Algunos de los manifestantes arrojaron botellas, piedras y petardos incendiarios a los policías, quienes tras repetidos llamados a la calma tuvieron que formar un cordón de seguridad y posteriormente recurrir a gases lacrimógenos y cañones de agua. Varias personas resultaron heridas, entre ellas cuatro policías y algunos manifestantes que incluso se golpearon entre sí.
La policía de Bratislava informa que muchos de los participantes no llevaban mascarillas, cuyo uso obligatorio en espacios abiertos entró en vigor el 15 de octubre, y estaban bajo los efectos del alcohol.
Los agentes realizaron los primeros cuatro arrestos durante la manifestación. Entre ellos, dos hombres de 31 años – Martin J. del distrito de Poprad y el ciudadano checo Pavel R., acusados de arrojar objetos contundentes a la policía y herir a algunos agentes – y una joven de 22 años, acusada de vamdalismo por causar daños materiales.
El domingo, miles de ciudadanos respondieron al llamamiento lanzado por la policía en su página de Facebook, proporcionando información útil para identificar a los participantes. Se ha iniciado un procedimiento penal contra los manifestantes más agresivos por un delito de especial gravedad, el atentado contra un funcionario público realizado en situación de crisis, dado el estado de emergencia declarado por el Gobierno.
La manifestación fue duramente condenada por el alcalde de la capital, Matúš Vallo, y por el primer ministro Igor Matovič. El ministro del Interior, Roman Mikulec (OĽaNO), asegura que los reos de atentado no escaparán a la justicia. En este caso, el delito puede ser castigado con las penas de prisión de 12 a 25 años.
Violentos enfrentamientos también en Praga
Fue un fin de semana turbulento el que vivieron las dos capitales. Los violentos enfrentamientos callejeros, los primeros desde la «revolución de terciopelo» de 1989, han convertido la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga en un campo de batalla.
Miles de policías antidisturbios y departamentos especiales tuvieron que intervenir para disolver una manifestación organizada por los negadores del coronavirus y quienes rechazan las nuevas medidas anti-covid.
Una multitud de unas 2.000 personas, en su mayoría jóvenes hinchas de hockey y fútbol simpatizantes de la extrema derecha, todos sin mascarillas, arrojaron cohetes, bengalas, petardos y otros objetos a los agentes de policía, que respondieron con gas lacrimógeno y cañon de agua. Hubo decenas de heridos y se produjeron numerosas detenciones. La manifestación ha violado el límite de 50 personas para cada reunión establecido por las recientes disposiciones en materia de coronavirus.
Dura reacción del ministro del Interior, Jan Hamacék, quien en un llamamiento al país transmitido por Radio Praga aseguró que «no se tolerará ninguna violación de la ley y las normas excepcionales anti-covid, todos los responsables de la violencia y de todo acto ilegal se enfrentarán a la justicia».
En la República Checa, la situación epidemiológica ha empeorado mucho en las últimas semanas. El país registra un nuevo máximo diario de contagios con más de 11.000 nuevos casos. Según los manifestantes, el gobierno checo es responsable de la pandemia, ya que ha abolido las medidas de contención demasiado pronto y no se ha preparado para enfrentar la segunda ola de la pandemia.
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Foto: Polícia SR – Bratislavský kraj (Fb)
CaooPhotography (Fb)
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