Bratislava fue eliminada como candidata para albergar la prestigiosa Agencia Europea del Medicamento (EMA) tras el «brexit» en la primera ronda de votación. A pesar de partir como una de las favoritas, la capital de Eslovaquia quedó en cuarto lugar, del total de 19 ciudades aspirantes, después de Milán, Copenhague y Ámsterdam.
Ámsterdam ganó la sede de la EMA por sorteo, tras un empate técnico en la tercera y última ronda de votación con Milán, que había logrado posicionarse en primer lugar tanto en la primera como en la segunda votación.
A la votación secreta del Consejo de Asuntos Generales que tuvo lugar en Bruselas el pasado lunes 20 de novembre asistió el Ministro de Salud eslovaco Tomáš Drucker.
Entre las principales razones de la derrota, algunos expertos destacan los problemas de transporte e infraestructuras y el bajo nivel de multiculturalidad de la sociedad eslovaca. No hay conexiones de vuelos desde el aeropuerto de Bratislava a las ubicaciones internacionales y el gran aeropuerto de Bratislava es Viena. Además, la capital eslovaca aún no tiene listo el edificio para la agencia (ni siquiera Ámsterdam, que ofrece un edificio temporal mientras construye uno de nuevo para la EMA).
En una encuesta realizada entre los empleados de la agencia, Bratislava es uno de los lugares al que no deseaban ir, debido al hecho de que las administraciones eslovacas no reconocen los derechos de las parejas homosexuales y la adopción de los hijos de estas parejas.
Según el ministro Drucker, no haber conseguido la sede es una decepción, ya que la oferta de Eslovaquia, que se presentó junto con el Ministerio de Salud, fue excelente y Eslovaquia aún no alberga ninguna agencia europea.
“Los ciudadanos de los nuevos estados miembros de la Unión Europea esperaban una señal importante, la oportunidad de demostrar su disposición a albergar una agencia tan importante como la EMA», dijo Peter Susko, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Sin embargo, una decepción que hace reflexionar sobre la necesidad de una mayor colaboración entre todos los ministerios, agregó Drucker.
(La actual torre EMA en Londres)
La pérdida de la EMA para Bratislava representa una desventaja competitiva para toda Eslovaquia. Se trataba de una inversión importante que hubiera permitido generar muchos empleos de alto nivel de cualificación, aumentar visitantes, ingresos económicos y prestigio.
La Agencia Europea del Medicamento, encargada de la autorización y el seguimiento de los fármacos en la UE, cuenta en la actualidad con 890 empleados, recibe anualmente a más de 35.0000 expertos de la industria farmacéutica y cuenta con un presupuesto anual de 340 millones de euros.
Albergar la sede de la EMA supone una considerable inyección económica para dar alojamiento tanto a los trabajadores y sus familias como a los especialistas que visitan cada año la agencia.
Sin mencionar el apoyo importantísimo al sector sanitario, las industrias farmacéuticas y los laboratorios de producción, con un salto cualitativo en apartados tan importantes como la investigación biomédica, biotecnológica y farmacéutica.
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