El miércoles 23 de septiembre de 2020, la presidenta Zuzana Čaputová asistió a la 75a Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebra en línea por primera vez debido a la pandemia de covid-19.
La mandataria inició su discurso enfatizando que la creación de la organización de las Naciones Unidas hace 75 años se inspiró en una idea simple: «los beneficios de la cooperación siempre superan al egoísmo y al conflicto». Hoy, más que nunca, necesitamos urgentemente que esta idea se convierta en realidad». Čaputová llamó la atención sobre la importancia de la solidaridad, la confianza y la responsabilidad de los líderes políticos, especialmente ahora que la pandemia ha cambiado profundamente el mundo que conocíamos, quizás para siempre.
«La crisis del COVID-19 ha dejado al descubierto nuestras debilidades y vulnerabilidades», dijo la presidenta. “Las personas al borde de la pobreza se han vuelto pobres. Las personas que antes tenían dificultades para acceder a la atención médica ahora se encuentran indefensas. Y quienes ya tenían acceso limitado a la educación antes de la pandemia han perdido la esperanza de un futuro mejor”. Incluso los Estados más estables y fuertes han tenido que lidiar con enormes problemas económicos y sociales.
Čaputová expresó su convicción de que «la pandemia ha sacado lo mejor de nosotros», enseñándonos una lección importante, que «la gente corriente puede hacer cosas extraordinarias si está guiada por la solidaridad y la compasión mutuas». Y la compasión, en opinión de la presidenta, comienza con el comportamiento responsable de cada uno de nosotros, basado en la renuncia a cierta comodidad personal para protegernos a nosotros mismos y a los demás. Este es el sentido más profundo de lo que la presidenta llama la «globalización de la compasión».
El desarrollo y la producción de vacunas y dispositivos de protección corre el riesgo de convertirse en otra competencia mundial, pero su suministro «debería ser un signo de humanidad, no una cuestión de lucro». En este sentido, Čaputová hizo un llamamiento para incrementar el intercambio de información y promover la colaboración entre científicos, empresas farmacéuticas y gobiernos. La vacuna es un derecho de todos, independientemente de si pueden pagarla o no, dijo la presidenta.
Un sentido de responsabilidad impulsado por un sentimiento de humanidad: estos son los dos conceptos clave del discurso de Čaputová, que también quiso subrayar otro riesgo, además de estrechos cálculos políticos e intereses económicos egoístas. El riesgo de la incompetencia, la desinformación y el populismo.
La mandataria no ignora que la estructura actual de los organismos internacionales y de los regímenes de cooperación presenta a menudo carencias en términos de eficiencia, pero considera oportuno dejar de lado las críticas estériles y buscar soluciones para mejorar su capacidad de intervención. Este es el significado más profundo del concepto de «liderazgo responsable», atento al interés global común, según la presidenta.
El sentido de responsabilidad colectiva debe involucrarnos a todos, y a todos los niveles, dice Čaputová. Pero eso no es suficiente. Los ciudadanos deben poder tener confianza en el trabajo de sus gobiernos, deben sentirse protegidos y seguros de que nadie mienta sobre la situación sanitaria. Los medios de comunicación realizan, en este sentido, una acción fundamental, con un trabajo de información que debe ser libre, pero correcto. No puede haber una sociedad civil activa donde la opinión pública se vuelva vulnerable por la desinformación y las noticias falsas, «que han demostrado ser extremadamente peligrosas, especialmente en términos de salud», dijo Čaputová.
El tema de los derechos humanos y las libertades, siempre muy querido por la presidenta, no podía faltar en su discurso ante la ONU. Ninguna emergencia sanitaria debe ser un pretexto para suprimir los derechos fundamentales de la persona, subrayó. «Debemos asegurarnos de que cualquier restricción sea proporcionada, temporal y esté legalmente justificada. Y tenemos que aplicar estos principios universalmente». La presidenta hizo una clara referencia a la grave situación política en Bielorrusia y al caso del envenenamiento del opositor político Alexei Navalny. Además de la infección por coronavirus, existe otro grave peligro para la salud de la democracia: «la propagación de la enfermedad del autoritarismo es una amenaza para todos nosotros», comentó Čaputová.
La pandemia nos ha enseñado otra valiosa lección, en opinión de la mandataria. Si ante la amenaza común hemos cambiado nuestro comportamiento rápidamente, acostumbrándonos a nuevas formas de vivir y trabajar, significa que podemos actuar juntos y rápidamente incluso frente a otras amenazas globales, como el cambio climático.
Ecologista convencida, la presidenta – que el 29 de septiembre también hablará en línea en la cumbre de la ONU sobre biodiversidad – no pudo dejar de mencionar lo que considera «la mayor amenaza para nuestro futuro común». Según los expertos, dijo, para 2100, el cambio climático causará cinco veces más víctimas que el Covid-19. Y como logramos unir fuerzas ante el virus, tendremos que demostrar una vez más «un compromiso global» para hacer de esta lucha una verdadera prioridad, no solo gracias a la ayuda de la ciencia y la tecnología, sino también apoyados por un sentimiento de solidaridad.
Las crisis no siempre y necesariamente conllevan recesión. Todo lo contrario. Albert Einstein dijo que «la crisis es necesaria para que la humanidad avance. Solo en momentos de crisis, surgen las grandes mentes.” Incluso una guerra o una crisis económica pueden dar lugar a un nuevo impulso para nuestras acciones futuras, siendo un estímulo a la cooperación para la resolución pacífica de controversias y problemas. Una vez más, dijo la presidenta, la pandemia y la crisis climática pueden y deben ser «una oportunidad para lograr un beneficio para todos».
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Foto: prezident.sk
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