Comenzamos con este artículo una serie de publicaciones acordadas con Manuel Salgado Fernández, psicólogo clínico y del deporte en Sevilla. Hemos considerado de interés el análisis de esta crisis de salud desde la lupa de la Psicología, porque estamos ante una situación de afectación bio-psico-social, sin que podamos separar una dimensión de las demás. En estas semanas nos toca vivir cosas que parecen surrealistas, y todos de manera colectiva estamos atravesando varias fases pasando del estado de shock inicial al miedo y la tristeza…
El psicólogo Manuel Salgado Fernández lo tiene claro: estamos experimentando muchas emociones negativas, pero solo sintiéndolas y aceptándolas vamos a ser capaces de canalizarlas.
MI PSICOLOGÍA CLÍNICA: MSF
Mi experiencia en el campo de las emociones supera ya la barrera de los 25 años, sin que por ello deje de aprender cada día sobre cómo piensan, sienten y actúan los seres humanos, a nivel individual y grupal.
Quizás te suene mi apellido. Puedes pensar que es casualidad o hay algo más. Te toca averiguarlo, tapeando con el español.
Volviendo al tema que me ocupa en esta sección, la intención es llevaros análisis de diferentes escenarios que está provocando este conflicto a nivel planetario. En esta primera entrega, os quiero hablar de cómo las personas gestionan situaciones de este nivel, partiendo de que pueden ser consideradas como si de un proceso de duelo se tratase.
¿Por qué un proceso de duelo?, porque se produce una ruptura con nuestra vida de antes, con nuestras rutinas, con nuestra normalidad, con todo aquello a lo que estábamos acostumbrados desde hacía mucho tiempo y que, de repente, se ha visto quebrado.
Para explicarlo, aplicaré el modelo que propuso Kübler-Ross en el proceso de duelo, sin que ello quiera decir que sólo es aplicable a los casos de pérdida vital.
Las fases referidas son éstas, pudiendo algunas personas no pasar por todas ellas, o bien en un orden diferente o incluso regresar a una anterior, sobre todo si no recibe el asesoramiento psicológico adecuado y el duelo comienza a hacerse patológico.
1. Negación. Estamos tan “agustito” con nuestro estilo de vida, que no podemos entender ni admitir sin más, que llegue un bicho que levanta sólo unos cuantos nanómetros del suelo y nos ponga todo “patas-arriba”.
La evidencia de los números, en cuanto a afectados, velocidad de transmisión y víctimas mortales debería ser suficiente para hacernos reaccionar, pero si pasa lejos de nuestro espacio, por ejemplo, en China y tú vives en España, pues claro… “Eso les pasa a los chinos, que comen de todo y no tienen higiene, además de mentir en lo que cuentan”.
Esta misma fase, cuando avanza, empieza a generar confusión en muchas personas, especialmente si tienes afectados cercanos de alguna manera, o bien si eres un poco aprensivo. Ni te cuento si eres hipocondríaco, en cuyo caso ya tendrás las manos – a fecha de hoy – listas para pasar por quirófano, de tanto frotarlas.
Tarde o temprano, sea como sea, muchos llegan a esa confusión comentada, en la que nos resulta complicado comprender que nuestro sistema de salud no haga frente a esta crisis de manera rápida y sencilla. Es ahí cuando empezamos a pasar a la siguiente fase.
2. Ira. Tenemos claro que es una realidad, desagradable e inevitable. Empezamos a mostrar nuestra disconformidad con la situación e intentamos – torpemente – seguir como si no pasara nada, como si con nuestra actitud pudiéramos convencer al virus para que pase de largo. Algo así como: “… mira COVID-19, estoy ahora mismo muy liado con mis cosas, así que no vengas aquí a tocarme las narices y parar mi vida. Sigue tu camino que yo seguiré el mío, y tan amigos”.
Aparecen también pensamientos relacionados con lo justo e injusto, sobre todo si esto coincide con la cancelación de algún plan personal o profesional que llevásemos tiempo preparando.
3. Negociación. Tras patalear y mostrar nuestro malestar por la situación, se inicia una etapa de intentar buscar un punto intermedio, de lograr un acuerdo en el que salgamos bien parados. Algo así como: “…bien, lo entiendo, no saludaré con la mano a nadie, pero no creo que pase nada porque vayamos a tomar algo al bar de la esquina. Cada cual tendrá su bebida y si no nos tocamos todo irá bien”.
Establecemos como un tira y afloja para perder la menos normalidad posible, como si aún pensáramos que el virus está a nuestro nivel y podemos hablarle de tú a tú.
4. Culpa y Tristeza. Cuando nos damos cuenta de que no hay forma de acordar nada, cuando las cifras van aumentando, comenzamos a entrar de lleno en una fase de tristeza, de apatía, incluso de culpa, si por nuestras malas decisiones hemos dado positivo en un test de COVID-19 y, además, hemos puesto en peligro – sino contagiados directamente – a otras personas de nuestro entorno.
5. Aceptación. Casi comienza en la fase anterior, aunque para hablar de aceptación como tal la persona debe ser plenamente consciente de cuál es la realidad y qué conductas debe llevar a cabo, dentro de sus posibilidades. No implica resignarse, en cuanto a suponer una conducta de pasividad. Hablo de conformarse con lo que hay, pero ese tipo de conformismo que yo llamo ACTIVO, es decir, en el que pasas a ser responsable – en partede cómo va evolucionar esta crisis de salud.
Sólo así, asumiendo tu autocuidado, reconociendo tus límites, entendiendo las características de esta realidad, podremos llegar – tarde o temprano – a restablecer la normalidad que disfrutábamos antes del primer positivo en Wuhan, cuando todos pensábamos que era algo de los chinos y no llegaría aquí porque nosotros, en Occidente, estamos muy ocupados para tonterías de éstas de coronavirus ni leches.
Si quieres dejar algún comentario, estaré encantado de leerlo en mi correo: cairys10@cairys.es
Si te interesan otros temas de Psicología, puedes visitar www.cairys.es
Manuel Salgado Fernández
PSICÓLOGO CLÍNICO y DEL DEPORTE // Col. AN-2.455
__________
Foto: cortesía de Manuel Salgado Fernández
Ministerstvo zdravotníctva Slovenskej republiky (Fb)
Gerd Altmann Pixabay CC0
CAIRYS. Psicología y Bienestar (Fb)
Deja un comentario