Este año, el Día Internacional de la Mujer no tiene solo el objetivo de rendir homenaje a las mujeres ordinarias y extraordinarias que durante el último siglo han luchado por los derechos, la igualdad y la justicia de la mujer.
La fiesta del 8 de marzo está acompañada de un movimiento global sin precedentes, caracterizado por marchas y campañas mundiales sobre temas de fuerte impacto social, desde el acoso sexual y el feminicidio hasta la igualdad de remuneración, la representación política de las mujeres, incluyendo los derechos de las mujeres rurales, que representan más de una cuarta parte de la población mundial.
Justo en víspera del día de la mujer Bulgaria, pese su presidencia rotativa de la Unión Europea, tomó una decisión contraria al espíritu y la letra de los valores constitutivos expresados en los Tratados europeos. El Ejecutivo búlgaro retiró el proyecto de ley para ratificar el Convenio de Estambul, es decir el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia machista y la violencia doméstica.
El Convenio constituye el primer instrumento vinculante para enfrentar el tema de la violencia contra las mujeres, ya que exige que los Gobiernos establezcan medidas de prevención, protección de las víctimas y persecución de los agresores. Fue firmado el 11 de mayo de 2011 por 45 de los 47 Estados miembros del Consejo de Europa, menos Rusia y Azerbaiyán, y entró en vigor en 2014.
¿Cuál es el motivo de la retirada? El 8 de febrero 75 diputados pidieron al Tribunal Constitucional la opinión sobre la constitucionalidad del convenio antes de su ratificación. Hasta el momento el Tribunal Constitucional no ha emitido su resolución, explicó el primer ministro búlgaro, el populista conservador Bojko Borisov.
En realidad, el tema era susceptible de crear una grave crisis política, debido a la dura polémica con los socios de Gobierno – el ultranacionalista y xenófobo Patriotas Unidos -, los Socialistas (el principal partido de la oposición), la Iglesia Ortodoxa Búlgara (muy cercana a la Iglesia Ortodoxa Rusa) y el Gran Muftí, el máximo exponente religioso de la minoría turca. Tanto Patriotas Unidos como la Iglesia afirman que la ratificación del documento podría fomentar el matrimonio homosexual y permitir la aceptación de un tercer género.
Sin mencionar la opinión pública. Una serie de sondeos indica que el 75 por ciento de los búlgaros se oponen a la ratificación del documento.
Quienes están en contra de la ratificación argumentan que partes del convenio contradicen “el sistema de valores de la sociedad búlgara” (así dijo el presidente Rumen Radev, prorruso) y que las leyes búlgaras son lo suficientemente categóricas en la prevención y la lucha contra la violencia machista y la violencia doméstica.
A pesar de la tendencia en general positiva y los esfuerzos de las ONG de derechos humanos, en Bulgaria aun persisten importantes temas relacionados a la igualdad de género, los derechos reproductivos de las mujeres, su participación igualitaria en la toma de decisiones, y la violencia contra la mujer que esperan soluciones legislativas y políticas.
Muchos estereotipos siguen vivos hoy en día en el país dentro de un marco hipócrita de igualdad formal.
_____
Foto: Pixabay CC0, Klearchos Kapoutsis (CC BY 2.0), Wikipedia
Deja un comentario