«Yo apostaré que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón, o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas.»
Suenan proféticas las palabras de Sancho Pancha, convencido de la extraordinaria difusión en imágenes de sus aventuras.
Si de Miguel de Cervantes no hay ningún retrato verdadero, ya que el famoso óleo atribuido a Juan de Jáuregui no se considera una representación auténtica, el ingenioso y triste hidalgo Don Quijote de la Mancha, su caballo Rocinante y su fiel escudero Sancho Panza se han convertido en las figuras literarias que más han inspirado a numerosos artistas a lo largo de los siglos. La novela cervantina es probablemente la obra literaria que mayor iconografía ha suscitado desde su publicación en 1605.
La iconografía de Don Quijote empieza en Francia en el siglo XVII con la carátula para la traducción de Francois de Rossett, la primera serie gráfica de Jacques Lagniet y el primer cuadro al óleo, pintado por los tres hermanos Le Nain.
Las ediciones ilustradas por famosos artistas se sucedieron hasta los siglos XIX y XX, la época caracterizada por la mayor riqueza iconográfica en torno a la figura del Quijote: dibujos, grabados, pinturas, esculturas.
En 1855 Gustave Doré quiso realizar un largo viaje para inspirarse directamente en los paisajes del Quijote y así ilustrar la primera edición francesa. En la obra del mayor dibujante de la novela cervantina las diferencias de los dos siglos y medio que separan texto e imágenes son evidentes. Cervantes vivió en pleno “Siglo de Oro”, marcado por el teatro de Lope de Vega y Góngora, la pintura de Velázquez y Murillo, una verdadera e irrepetible explosión cultural, aunque el esplendor del imperio español se iba oscureciendo debido a la contrarreforma, las guerras y las desigualdades sociales.
Doré conoció un país muy diferente, un lugar salvaje y pintoresco, en el que Don Quijote se convierte en el símbolo romántico del caballero trágico, luchador contra la realidad vulgar en defensa de un ideal irrealizable.
Con Doré comienza la imagen del héroe romántico rodeado de su propia locura y los personajes creados por su mente, dragones, monstruos, brujas y fantasmas.
En el siglo XIX artistas como Eugène Delacroix, Honoré Daumier, Jean-Baptiste Corot y Francisco Goya crearon obras inspiradas en el marginado idealista Quijote y los personajes procedentes de su fantasia alucinada. Figuras dramáticas, lacónicas y deformadas en los dibujos de Picasso, poseídas por un “delirio sistemático” en las inlustraciones de Salvador Dalí, uno de los artistas contemporáneos que más se ha identificado con el hidalgo absorto en su propio universo interior.
La novela cervantina es un recorrido por el mundo, entre experiencia e imaginación, realidad y locura, y por su fascinante complejidad siempre ofrecerá una amplia gama de interpretaciones críticas.
Durante cuatro siglos la novela de Cervantes tuvo una gran repercusión en el imaginario visual europeo, incluso los países del Este: la primera traducción completa al checo fue obra de Josef Bojislav Pichl (1866) y K. Stefan (1868).
La exposición en el Palacio Pálffy presenta la selección de obras de ilustraciones y técnica libre que fueron creadas en Eslovaquia en los siglos XX y XXI, inspiradas por la figura de Don Quijote.
Entre los artistas más representativos Cyprián Majerník, František Kudláč, Koloman Sokol, Július Szabó, Fraňo Štefunko, Julius Jakoby, Martin Martinček, Vincent Hložník, Oskar Čepan, Ján Ilavský, Bohumír Prihel, Ľubomír Kellenberger y Albín Brunovský.
Inauguración de la exposición «Don Quijote»:
8 junio 2017 a las 17:00 horas
Con la actuación del guitarrista Martin Krajčo.
Pálffy Palace, 3 planta, Panská 19, Bratislava
La exposición estará abierta al público hasta el 1 de octubre 2017.
Comisario de la exposición: Zsófia Kiss-Szeman
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