El actual contexto virtual representado por Internet y las nuevas tecnologías digitales globalizadas ha generado una aceleración no solamente tecnológica a nivel mundial. Ha transformado nuestra sociedad en una red universal impulsando el crecimiento en todos los ámbitos de los Estados, conectando personas, instituciones y organizaciones y proporcionando formas innovadoras de comunicación.
El año 2018 se caracterizó por un impresionante aumento en el uso de las nuevas tecnologías digitales. Más de cuatro mil millones de personas, es decir más de la mitad de la población global, se encuentran interactuando en un entorno y escenarios en línea, según el Global Digital Report 2018, el informe anual elaborado por We Are Social con la colaboración de Hootsuite.
Más de 250 millones de personas se han conectado por primera vez en 2017, mientras que los usuarios de las redes sociales hoy en día son más de 3 mil millones en todo el mundo, lo que representa un aumento del 13% con respecto al año anterior.
El usuario promedio de Internet pasa alrededor de 6 horas cada día utilizando dispositivos y servicios que funcionan con Internet, es decir, aproximadamente un tercio de su vida activa. Esto significa que cada vez más las redes informáticas forman parte de nuestra vida personal, social e institucional.
El ciberespacio, o sea el entorno artificial que se desarrolla mediante herramientas informáticas, facilita el proceso de modernización de la sociedad, pero también nos hace más vulnerables a nuevas amenazas y riesgos de acciones cibernéticas criminales y a la piratería informática.
Ya en 2013 el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial identificaba los riesgos tecnológicos provenientes del ciberespacio: acciones de terrorismo cibernético de terceros desconocidos cuyo objetivo es afectar a las plataformas tecnológicas y de comunicación de las infraestructuras estratégicas de los Estados.
Las amenazas y riesgos de carácter cibernético constituyen una realidad que desafortunadamente no tiene un sustento jurídico internacional. Cada país tiene sus leyes y, a nivel global, solamente se puede contar con el Manual de Tallín, que analiza la aplicación del derecho internacional al ciberespacio.
Tras el ataque ocurrido la semana pasada contra el Ministerio de Asuntos Exteriores eslovaco, la amenaza del terrorismo cibernético se ha convertido en un problema creciente en Eslovaquia, a pesar de la evaluación muy positiva que el país recibió en el Índice de Seguridad Nacional Cibernética 2018 (NCSI).
Según ese informe, Eslovaquia ha implementado durante los últimos años más medidas en comparación con el resto de países del V4, Alemania y el Reino Unido para desarrollar políticas encaminadas a elevar la seguridad del espacio cibernético y afrontar ataques terroristas. La evaluación de la política cibernética, la protección de servicios digitales y datos personales, la identificación electronica y la lucha contra los crímenes cibernéticos resultó excelente. Por el contrario, en el ámbito de las operaciones cibernéticas militares Eslovaquia recibió una baja calificación.
Dada la necesidad de proteger el espacio virtual y los datos electrónicos, el primer ministro Peter Pellegrini ha declarado que el pais debería aumentar las inversiones en las tecnologías digitales e intensificar la colaboración con expertos internacionales.
El 17 de abril de este año, 60 de las empresas internacionales de TIC más importantes (Microsoft, Cisco, HP, Oracle, Nokia, entre otras) han fundado la asociación “Cybersecurity Tech Accord”, cuyo objetivo es defender a ciudadanos y empresarios contra los ataques informáticos y mejorar la seguridad del ciberespacio.
Dos empresas eslovacas, Aliter Technologies y ESET, entraron a formar parte de la asociación global. “En repetidas ocasiones hemos constatado el grave daño que puede causar un ataque global por parte de hackers. No queremos que las tecnologías desarrolladas por nuestra empresa sean utilizadas contra nuestros clientes», dijo el director de Aliter Technologies, Peter Dostál.
La compañía opera con tres divisiones de producción, especializadas respectivamente en la integración de infraestructuras de TIC seguras, en el desarrollo de productos de software en el sector de la automatización de la nube, la orquestación de servicios, las operaciones de los centros de contacto, y en el diseño, desarrollo e integración de productos y soluciones para las fuerzas armadas, de orden y seguridad pública y organismos de socorro.
ESET, fundada hace 30 años como una empresa pequeña pero dinámica, pronto se convirtió en una marca global con más de 110 millones de usuarios en 202 países. La compañía ha creado la primera versión de productos antimalware y antivirus que protegen a más de 600 millones de dispositivos en todo el mundo.
“La conectividad continúa expandiéndose cada día y está destinada a crecer aún más rápido con el Internet de las cosas, la revolución tecnológica que cambiará la sociedad para siempre. Proteger el entorno en línea es un problema colectivo», afirman los expertos de ESET, pero» ninguna empresa puede proporcionar la seguridad, la estabilidad y la resiliencia que requiere el ciberespacio».
Por este motivo, la empresa ESET se ha adherido al Cybersecurity Tech Accord: trabajar en conjunto bajo una serie de principios compartidos permitirá adoptar acciones colectivas y crear un espacio virtual lo más seguro posible.
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Foto: Pixabay CCo
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