El 28 de octubre conmemoramos la fundación de Checoslovaquia

Hoy, 28 de octubre, se conmemora el 104 aniversario de la fundación de Checoslovaquia como Estado independiente al final de la Primera Guerra Mundial. La creación de Checoslovaquia, tras la desintegración del Imperio Austrohúngaro, fue la culminación de un largo camino hasta la independencia, ya que la idea de emancipación se remontaba al siglo XIX.
La independencia fue declarada por el Comité Nacional Checoslovaco el 28 de octubre de 1918 en la Plaza de San Venceslao en Praga, un lugar simbólico, consagrado al patrón de la nación checa.

Durante la Primera Guerra Mundial arreció la hostilidad de las autoridades austríacas contra los checos: el Parlamento fue clausurado, los derechos democráticos se vieron cada vez más limitados y el territorio checo fue obligado a apoyar la causa bélica de los Habsburgo con suministros de alimentos.
Los checos compartían un sentimiento común y querían obtener más derechos y mayor influencia política dentro de Europa, dado que muchos de ellos ya no creían en la posibilidad de democratizar el sistema político de Austria-Hungría. La lucha por un Estado nacional checoslovaco independiente, que formaría parte de una nueva Europa, se consideraba como un paso inevitable.

En la primavera de 1918 el Reino Unido y Estados Unidos aceptaron la idea de la desintegración inevitable del Imperio austro-húngaro y la opción de otorgar la libertad a las nacionalidades que luchaban contra la monarquía de los Habsburgo.

La creación de la República Checoslovaca se atribuye a tres personalidades principales que desde el exilio llevaron a cabo actividades diplomáticas y militares para conseguir la independencia: Edvard Beneš, Milan Rastislav Štefánik y Tomáš Garrigue Masaryk, considerado el “padre de la república”.

Masaryk estaba convencido de la importancia fundamental de obtener reconocimiento político en el extranjero para poder realizar el plan de independencia. Antes de la Primera Guerra Mundial viajó tres veces a Estados Unidos, donde asistió a varias conferencias sobre la realidad política en Austria-Hungría, y vivió también en Londres. Sus contactos con los círculos políticos e intelectuales de los países anglosajones crearon una base adecuada para el plan encaminado a la fundación de un Estado checoslovaco independiente.

Edvard Beneš, un joven sociólogo con una inclinación hacia el socialismo, se estableció en París y tuvo un papel destacado tanto en la organización secreta Maffie, cuyos miembros desarrollaban actividades conspirativas a fin de socavar el poder de las autoridades austrohúngaras, como en la Legión Checa, convirtiéndose en la mano derecha de Masaryk.

Incluso Milan Rastislav Štefánik vivió en Francia, donde puso en contacto a Masaryk con la aristocracia y las oficinas gubernamentales, lo que creó la base para reuniones con los representantes políticos de las potencias mundiales sobre el tema de la fundación de un Estado checoslovaco independiente.

Masaryk finalmente logró persuadir al presidente estadounidense Woodrow Wilson y sus aliados de la necesidad de crear un nuevo orden político en Europa Central, con un Estado independiente que actuaría como Estado colchón frente a las pretensiones hegemónicas de Alemania y Rusia.

Tradicionalmente se considera la fecha del 28 de octubre como el día de la fundación de la República Checoslovaca, un Estado democrático que estaba formado por los territorios actuales de la República Checa, Eslovaquia y Rutenia subcárpatica. Sin embargo, Eslovaquia se incorporó al nuevo Estado con la llamada “Declaración de Martin” el 30 de octubre, mientras que la Rutenia subcárpatica fue añadida más tarde gracias a los acuerdos que Masaryk alcanzó en Estados Unidos.

El 28 de octubre de 1918 el Comité Nacional asumió en Praga el control de las principales instituciones. Masaryk llegó a ser el primer Presidente de Checoslovaquia; Beneš fue Ministro de Relaciones Exteriores, y el general Štefánik pasó a ser Ministro de Guerra.
El 29 de octubre se publicó la primera ley de la República Checoslovaca. Sin embargo, el cambio no fue recibido de manera positiva en las zonas fronterizas, en las que predominaba la población alemana, con unos 3,2 millones de personas.
Francia, el Reino Unido y Estados Unidos fueron los primeros Estados que reconocieron a la Checoslovaquia independiente.

“Así que los checos y los eslovacos son finalmente libres. Estoy satisfecho conmigo mismo. Ahora puedo morir en paz.” (Milan Rastislav Štefánik, 1880-1919)

«Eslovaquia no existiría hoy sin Checoslovaquia», dijo la presidenta Zuzana Čaputová, quien esta mañana colocó ofrendas florales ante el Monumento al Estado Checoslovaco y el Monumento a Milán Rastislav Štefánik en Bratislava.
«Pronto se cumplirán 30 años desde que Eslovaquia y la República Checa se separaron», recordó la mandataria. “Pero tenemos mucho de qué enorgullecernos en el período del Estado común. No solo por la industria y el diseño checoslovacos, la construcción de fábricas, escuelas, hospitales y teatros eslovacos, sino también por los valores de nuestra república. Por ejemplo, fuimos uno de los primeros países del mundo donde las mujeres podían votar. Éramos una isla de estabilidad, democracia y prosperidad, mientras que los países vecinos ya se habían deslizado hacia la dictadura”, agregó Čaputová.

La lección que se desprende de nuestra historia es que “cuando nos dejamos dividir, amenazamos todo lo bueno que hemos construido juntos”, subrayó la Jefa del Estado.

 

El primer ministro Eduard Heger también celebró el aniversario de la creación de Checoslovaquia colocando una ofrenda floral en la plaza T. G. Masaryk, en Bratislava. «Los fundadores de Checoslovaquia fueron capaces de construir un Estado de derecho moderno basado en los valores de la libertad, la tolerancia y la democracia. Un Estado cuya constitución garantizaba amplios derechos y libertades a todos los ciudadanos, incluidas las minorías”, subrayó. Con el establecimiento de la República Checoslovaca, comenzó una nueva era para los eslovacos, quienes lograron ganar espacio para la emancipación nacional y el crecimiento del idioma, la educación y la cultura eslovacos, agregó Heger.
La posterior separación entre checos y eslovacos no rompió los lazos entre nuestras naciones, porque “nuestras relaciones mutuas son únicas y mucho más fuertes que antes y la República Checa es un socio absolutamente natural y más cercano para nosotros”, enfatizó el primer ministro.

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Foto: prezident.sk

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