Después de la pandemia, nos enfrentamos a nuevos desafíos económicos globales, con repetidas interrupciones en la cadena de suministro que han debilitado las exportaciones, el fuerte aumento de los precios de las materias primas y la energía, y el aumento de la inflación, que ponen en riesgo la economía y la estabilidad financiera. La guerra en Ucrania y el recrudecimiento de la pandemia en China contribuyen a agudizar todos estos problemas.
En Eslovaquia, la tasa de inflación se mantendrá elevada más tiempo de lo previsto, superando el 10% este año y alcanzando su punto máximo (11,1%) tras la subida de los precios de la energía regulada en enero de 2023. Así lo ha declarado el gobernador del Banco Nacional Eslovaco (NBS), Peter Kažimír, al presentar en rueda de prensa el informe trimestral, que revisa a la baja las previsiones económicas a medio plazo.
La fuerte subida de la inflación tendrá un impacto negativo sobre los salarios reales, el consumo de los hogares y la actividad de las empresas. Mientras el salario nominal subirá un 8,2% este año y un 9,6% en 2023, los salarios reales bajarán un 2,5% en 2022 y un 0,4% en 2023 y no podrán compensar el alto crecimiento de los precios. Por lo tanto, el poder adquisitivo de los hogares disminuirá temporalmente después de nueve años.
El crecimiento de la economía eslovaca será moderado, ya que el Producto Interno Bruto (PIB) alcanzará apenas una tasa anual del 1,4%, o sea casi la mitad de lo previsto en abril. La situación mejorará solo ligeramente el próximo año con un crecimiento previsto del 1,9%.
Kažimír señaló que el conflicto militar en Ucrania y el suministro de energía representan los riesgos peores para el crecimiento de la economía y no descarta el escenario más negativo, el de la recesión. El corte del gas ruso, agregó, podría tener efectos sobre la inflación incluso más negativos de lo previsto actualmente por los analistas de NBS.
Sin embargo, en este momento es muy difícil hacer previsiones, ya que la situación actual no depende solo de factores puramente económicos, sino de las decisiones políticas de los gobiernos.
Según las estimaciones del NBS, la economía eslovaca en los próximos años aún tendrá que lidiar con precios altos, tasas de interés en aumento, baja inversión y un crecimiento salarial nominal relativamente alto, así como dificultades en el comercio exterior y el deterioro del mercado laboral.
Se espera que la situación mejore en 2024, con un crecimiento previsto del 3,5%, favorecido por los fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia y de la UE, así como por el aumento de la demanda global. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre cómo se utilizarán los fondos de la UE, señaló Kažimír, dado que Eslovaquia ha sido uno de los países que a menudo ha hecho el peor uso de los recursos europeos.
________________
Foto: Frettie CC BY 3.0
Deja un comentario