(Pablo Sánchez Somana). Quien me conoce sabe del gran interés que despierta en mi Eslovaquia. Su cultura, sus paisajes, su gente y, sobretodo, su historia y su valentía frente al comunismo soviético y a los regímenes autoritarios.
Desde la resistencia en el 1968, la revolución de terciopelo en el 1989 a la transición a la democracia tras el régimen autocrático de Mečiar, Eslovaquia con sus altos y sus bajos ha superado grandes retos, frente al pesimismo de quienes no confiaban en sus capacidades.
Con el gobierno de Mikuláš Dzurinda se intensificaron las reformas, la apertura de mercado y el ingreso a la Unión Europea y la OTAN y se empezaron los trámites para ingresar a la zona euro. Reformas que permitieron altas tazas de crecimiento, inversión y creación de empleo.
Tras una campaña que invitaba a “regresar a los principios básicos de solidaridad”, como crítica a las reformas de pensiones, laborales y de impuestos que había implementado el antiguo gobierno, Robert Fico llega al poder.
Fico había militado en el partido Izquierda Democrática Eslovaca y recién en 2004 había fundado su propio partido: Dirección Socialdemócrata – SMER. Su gobierno hizo algunos cambios, sostuvo las bases del sistema económico, lo que permitió a Eslovaquia ingresar finalmente en la zona euro en 2009 y salir brevemente de la crisis en 2010, creciendo a poco más de un 5%. Hoy Eslovaquia es, entre otras cosas, el país que más coches per cápita produce.
En 2010 los partidos opositores a SMER–SD, (SDKÚ-DS, SAS, KDH y Most–Híd) lograron formar un gobierno liderado por Iveta Radičová.
Dicha coalición, como era de esperarse debido a la diversidad de partidos, fue muy endeble, y una decisión tan clave para el momento, como apoyar o no la ayuda al gobierno griego, terminó por derrumbar al gobierno eslovaco en 2012. Ahí empezó una nueva etapa: mientras SMER gobierna, la oposición liberal ha sido incapaz de generar una alternativa de gobierno.
Después de las repentinas elecciones de 2012, el partido SMER–SD ganó con amplia mayoría y, como diría Lord Acton, “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente“. Fico y los oligarcas a su rededor empezaron a concentrar grandes cuotas de poder y de dinero y esto obviamente invitaba a la prensa libre a investigar. No en vano el primer ministro llegó a llamarlos en 2018 “los payasos en los medios”.
En el momento en que avanzaban sus investigaciones respecto a la cercanía de la mafia italiana con personalidades cercanas al gobierno socialdemócrata, el periodista de Aktuality.sk, Ján Kuciak y su novia Martina Kušnírová, fueron asesinados. Como reacción a tan lamentable tragedia, la sociedad civil se movilizó invocando a una «Eslovaquia decente» (Za Slušné Slovensko) que exigía y sigue exigiendo respuestas, y que no va a descansar hasta conseguirlas.
En este año electoral, pese a la presión ciudadana, todo parecía indicar que el mismo problema que antes mencionaba iba a repetirse: la opción liberal iba a las elecciones dividida en tres candidatos. Finalmente, uno de los dos candidatos con más opciones, Robert Mistrík, soportado por los liberal-conservadores de SAS, decidió declinar en favor de Zuzana Čaputová, la candidata de los liberal-progresistas de Progresívne Slovensko.
Llega el día de las elecciones, las encuestas apuntan a que Čaputová pasará a segunda vuelta, pero se corre el riesgo de que o bien Harabin o Kotleba, logren el segundo puesto.
No hubo sorpresas, y el susto no fue más que eso. Čaputová, con el apoyo del 40% de quienes votaron en primera, logró pasar a la segunda vuelta.
El sábado 30 de marzo de 2019 se elegirá el nuevo presidente de Eslovaquia. La opción liberal de Čaputová frente al candidato oficialista, el socialdemócrata Maros Šefčovič.
Sin bien es el primer ministro quien concentra gran parte del poder, en los sucesos del último año se ha demostrado la valía de quien ostenta la presidencia de la república, o al menos así lo ha demostrado Andrej Kiska. El presidente, además de su capacidad de regresar leyes al parlamento, funge como figura representativa y alternativa al poder gubernamental.
He de añadir que no es solo la presidencia lo que está en juego, también está por verse si la oposición está en capacidad de trabajar unida, y de crear una alternativa de poder en favor del cambio, tal y como vimos en torno a la candidatura de Čaputová.
De darse ¿podrá esta victoria unir a los Eslovacos decentes en una causa común? Lo veremos.
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Sobre el autor: Pablo Sánchez Somana, venezolano, es estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad UOC de Madrid. “El interés por la libertad y la justicia me llevó a incursionar tanto en la política estudiantil como en distintas asociaciones de la sociedad civil.”
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Foto: Ajale CC0
Mikuláš Dzurinda YouTube
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Iveta Radičová (Fb)
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Andrej Kiska (Fb)
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