Repensar nuestra vida diaria después de la pandemia significa rediseñar las reglas del mundo en el que viviremos, y la movilidad será un área fuertemente marcada por una auténtica «revolución copernicana».
Los expertos coinciden en señalar que, en el escenario actual, la transición tecnológica hacia la movilidad eléctrica ya no se puede posponer. Es necesario desarrollar una estrategia para dar un nuevo impulso al sector automotriz, uno de los más afectados por el cierre total, basado en tres pilares clave: estimulación de la demanda, soporte para el desarrollo de infraestructuras de recarga y apoyo a la oferta. Esto permitirá no solo salvar empresas, sino también aumentar su competitividad a nivel europeo y global, reactivando la economía a toda marcha y con una visión a largo plazo.
La movilidad del futuro será eléctrica y tendrá un papel cada vez más marcado en el rediseño de la “smart city”, el escenario urbano inteligente que involucra múltiples áreas, como la atención médica, el patrimonio cultural, las finanzas y el turismo.
Las cifras son claras: en 2019 se registró un crecimiento constante en las ventas de vehículos eléctricos para el transporte de personas, más de 2 millones en China, Europa, Estados Unidos y Japón, que representan más del 96% de los mercados mundiales de venta.
En Eslovaquia, el tema de la «electromovilidad hoy y en el mundo posterior a la pandemia» se abordó en un seminario web organizado por la Agencia Eslovaca de Inversiones y Comercio (SARIO), que ha presentado las opiniones y experiencias de representantes de compañías del sector de la electromovilidad.
La situación de emergencia actual está asociada a numerosos nuevos desafíos y oportunidades para el sector de la movilidad eléctrica, que puede contribuir a una recuperación económica más sostenible y al crecimiento posterior.
La pandemia de Covid-19 indudablemente interrumpió las cadenas de suministro, redujo la producción de la industria automotriz y causó una caída drástica en la demanda de automóviles tradicionales con motor de combustión interna.
En este contexto, el director de la Asociación Eslovaca de Electromovilidad, Patrik Križanský, destacó que el desarrollo de la electromovilidad dependerá en gran medida de la mejora de la oferta, de la disponibilidad de una gama más amplia de modelos de coches eléctricos (EV) gradualmente más baratos, con plazos de entrega más cortos y la posibilidad para los compradores de aprovechar los incentivos estatales.
Uno de los elementos clave para el desarrollo de la electromovilidad no será tanto el fortalecimiento de la infraestructura de carga con un número más alto de estaciones, sino más bien la posición estratégica de las columnas de recarga, su eficiencia y facilidad de uso. La introducción de la nueva «columna de carga inteligente» permitirá aumentar la posibilidad de interacción con el usuario, podrá gestionarse de manera más fácil y rápida con la integración de características tecnológicas como Bluetooth y WiFi y la habilitación de nuevos servicios.
En Eslovaquia, que cuenta con el mayor número de automóviles producidos per cápita en el mundo, la electromovilidad puede convertirse en el «trampolín» para el proceso de transición tecnológica.
Los expertos coinciden en que para adquirir un papel decisivo en este proceso, el país debe poner en marcha un partenariado intersectorial entre la industria energética, los fabricantes de vehículos eléctricos y el Gobierno.
Las bases son sólidas, pero los desarrollos futuros estarán fuertemente influenciados por tendencias como la adopción de modelos de negocios ecológicos y sostenibles y la adopción de las innovaciones tecnológicas multisectoriales que aún no se han introducido en Eslovaquia.
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Foto: Jan Kaluza CC0
sario.sk
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