La dieta generalizada de la población eslovaca, caracterizada por un alto contenido de ácidos grasos saturados, la falta de fibra, vitaminas y minerales importantes, no solo facilita la aparición de problemas digestivos, sino que también aumenta el riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer.
Por ello, la Cámara de Alimentos de Eslovaquia ha lanzado un proyecto para la promoción de hábitos alimentarios saludables, bajo los auspicios del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de la República Eslovaca, la Asociación Eslovaca de Médicos Generales, la Universidad Eslovaca de Agricultura y la Asociación Eslovaca de Obesología.
La iniciativa se enmarca dentro del proyecto más amplio del Ministerio dedicado a las buenas prácticas preventivas y la nutrición «responsable», es decir, comer respetando la propia salud y la del planeta.
La Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Gabriela Matečná, cree que es esencial promover una campaña de información correcta.
Una dieta sana y equilibrada comienza con la compra de alimentos. Es por eso que los consumidores deben prestar más atención a las etiquetas de los alimentos. «Somos lo que comemos», dijo la ministra, quien agregó que con demasiada frecuencia las recomendaciones para una alimentación saludable son contradictorias y llevan a las personas a renunciar indiscriminadamente a ciertos grupos de alimentos.
El doctor Peter Minarik, un nutricionista que ha trabajado en el proyecto ministerial, recomienda seguir algunas reglas básicas simples, sin renunciar totalmente a las comidas favoritas.
Una «dieta equilibrada y particularmente variada» debe caracterizarse por un alto consumo de vegetales, pero sin descuidar el aporte indispensable de proteínas, suministradas por la carne, la leche y los productos lácteos.
Una persona sana debe consumir 5-7 porciones de vegetales y frutas (3-5 de vegetales y 2 de frutas) todos los días, 3-4 porciones de carbohidratos (pan, pasta o cereales, preferiblemente integrales), 2-3 porciones de productos lácteos bajos en grasa (o alternativas vegetales) y 2-3 porciones de proteína, suministrada principalmente por la carne magra o el pescado que contiene ácidos grasos esenciales o legumbres.En la dieta equilibrada no deben faltar los aceites y las grasas vegetales, nueces y semillas, una fuente importante de ácidos grasos esenciales, que sin embargo deben tomarse con precaución, dado el alto contenido calórico y el riesgo de acumulación de grasa subcutánea.
Los bocadillos con un alto contenido de azúcar, grasa o sal también deben consumirse solo en pequeñas cantidades. Además, la dieta equilibrada debe incluir una ingesta adecuada de líquidos.
Finalmente, cabe destacar que el estilo de vida saludable no termina con una dieta equilibrada, sino que también debe incluir el ejercicio físico, desde la simple caminata hasta la carrera o la práctica habitual de un deporte. Un programa semanal de actividad física ayuda considerablemente a reducir los riesgos para la salud y a prevenir el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades metabólicas, cardiovasculares, tumorales y neurodegenerativas, según subraya el doctor Lubomir Fabryova, experto en enfermedades metabólicas y presidente de la Asociación Eslovaca de Obesología.
El grupo de expertos que han trabajado en el proyecto se ha comprometido a continuar la campaña para promover estilos de vida saludables y abordar activamente los problemas relacionados con la dieta y el etiquetado de alimentos. Al mismo tiempo, cooperarán con el Ministerio de Salud para la prevención de las enfermedades metabólicas, cardiovasculares y oncológicas.
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Foto: pxfuel.com CC0
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