(Natália Božiková) Nació y creció en Ecuador, vivió en varios de los países de América Latina, en los Estados Unidos, España, Inglaterra y desde el año 2009 reside en Eslovaquia. Desde su niñez se ha dedicado mucho a la pintura y al arte plástico. Creó una considerable cantidad de obras que también fueron presentadas en varios países de Europa.
Estamos hablando de William Cáceres, el pintor y gran representante de la cultura ecuatoriana no solo en el mundo de la pintura, sino también en el cine. Durante su estadía en Eslovaquia, Cáceres presentó películas como “Saraguro” (2010) o “A tus espaldas” (2011) como Representante Ejecutivo, desarrollando la subtitulación en eslovaco con el apoyo de los estudiantes de la Universidad “Constantino Filósofo” (UKF) y presentó el Primer Festival de Cine Ecuatoriano en Eslovaquia.
Se puede apreciar su arte en el “Centro Nitra” hasta el 31 de Mayo del 2018 o en el parque de Starý Biskupský Hostinec.
William Cáceres nos habló de su experiencia artística, el significado de sus creaciones, la técnica utilizada en las obras y su vida en Eslovaquia.

Usted es de Ecuador pero vive la parte considerable de su vida en Eslovaquia. ¿Cómo llegó a conocer Eslovaquia y qué le atrajo para que se quedara?
Yo viví en Ecuador hasta el año 2000 y a partir de ese año me mudé a EE.UU. en donde estuve viviendo en el Estado de Connecticut. En el año 2007 hice planes para vivir en Eslovaquia y fue por motivos personales. Precisamente por eso, no por otra razón.
¿Qué es lo que más le impactó en Eslovaquia?
Bueno, el país es un contraste total relacionandolo con Estados Unidos, con Nueva York por ejemplo. Es un país sumamente tranquilo y esto fue lo que más me atrajo porque la mayor parte de cosas que yo experimentaba día a día fueron por ejemplo la actividad de la gente que se recoge a sus casas a partir de las 6 – 7 de la tarde y las calles a partir de esa hora están casi vacías. Eso me impactó y me sorprendió. Otra cosa que me impactó fue la pureza natural, por todos lados encuentras naturaleza y la tranquilidad.
¿A qué edad más o menos decidió ser pintor? ¿Qué acontecimientos le llevaron a pintar?
Pienso que el interés por la pintura fue a partir de los 4-5 años. Según lo que me contaron mis padres fue que a mí me gustaba rayar las paredes. Desde la temprana edad siempre estaba haciendo algo, escribiendo, rayando; ya cuando fui a la escuela empecé a hacer mis deberes dibujando, los números los transformaba en figuras, en flores… Por ahí ya iba yo encaminándome a eso.
Ahora tiene una exposición en Centro Nitra. ¿Nos puede contar un poquito más sobre ella?
He estado trabajando durante dos años en una nueva serie de obras y la temática es relacionada al tiempo anterior. Esta temática es más que nada el proceso en el que nosotros (los artistas) nos envolvemos para pelear con las ideas, con las emociones, con los sentimientos y esas etapas se quedan marcadas en los cuadros hasta el momento que tú decides terminar la obra. Entonces, eso es lo que yo llamo el tiempo interior, ese tiempo que yo invertí para crear algo. Esa es la parte fundamental de mi trabajo, o sea lo que le pones a cada cosa para que llegue a satisfacer tus objetivos, tus ideas, tus emociones. Y bueno, después de la presentación en Nitra la voy a presentar en Bruselas.
¿Cuánto tiempo más o menos tarda en pintar una obra?
Primero lo que yo hago es el concebir la idea y buscar las razones por la temática. Eso es lo que más tiempo me toma, porque debo involucrar la estética, la forma, los materiales… Luego hay solamente que seguir mis ideas y ponerlas en los lienzos a través de los materiales.
¿Usa matemáticas de alguna manera en sus obras?
Sí, tengo un formato que yo siempre utilizo que creo que es el básico y es el de la proporción. Me gusta utilizarla para proporcionar equilibrio a la obra, de igual forma la fuerza cromática que voy a utilizar sin ningún posible desfase en el cuadro.
Anteriormente se dedicaba más al realismo, pero ahora cierta parte de su trabajo también es más abstracta. ¿Qué le trajo a enriquecer su creación con este nuevo estilo?
La gente cuando ve el arte realista quizas ve lo que no quiere ver, lo que oculta. Por ejemplo, si tú pides a un pintor impresionista que pinte la realidad, quizás no va a pintar muchos paisajes realistas, al ser conscientes y consecuentes con la realidad pintarán las cosas que se ven alrededor, no todo es lo que parece ser. Sí, ese es mi concepto de lo real, pero en mi opinión, yo voy hacia el conciente de la gente porque la gente no quiere ver lo que hay en la realidad. Entonces yo cambio el lugar de las cosas y expreso las cosas que la gente oculta a travéz de la abstracción. Porque tú ves un cuadro abstracto y estás tratando de buscar un sentido a ese cuadro. Yo trato de manejar las ideas que el observador va a ver en esa obra, por lo que, antes de que ellos puedan rechazar esa propuesta, yo ya he involucrado algún elemento sugerente, o pongo algo que les haga reflexionar. Los conceptos que he dicho provienen de la lectura, de mucha lectura, incluso leyendo a algunos filósofos uno llega a conclusiones abstractas que tú las entiendes, o sea solamente tú las entiendes y tú tratas de expresarlas de alguna manera con tu forma de vestir, de hablar… es decir aplicarlas a la cotidianidad. En mi caso es aplicado en la forma de pintar, esa es la idea de interpretar la vida misma.
¿Cómo es el proceso de pintar algo abstracto?
Bueno, el concepto de abstracción viene de abstraer la forma, es decir, la figura y todo lo que es concebido como idea real se sustrae. Por ejemplo, si hablamos de una casa, cuando tú le abstraes la forma pero le mantienes la esencia entonces estás creando la abstracción.
¿La forma abstracta significa lo mismo que surreal?
No. El surrealismo es otra corriente artística, es otra concepción. Viene más relacionado con el automatismo psíquico puro, es decir lo que tú sientes, lo imaginas o lo suenas y que lo expresas libre e inconscientemente en algún momento.
¿Qué es lo que quiere transmitir en sus obras?
Quiero transmitir lo oculto, transmitir que detrás de una idea hay un lado positivo, que no todo puede ser negativo. Yo trato de que el observador vea o sienta lo que yo siento cuando pinto. Y eso es una forma de decir que no todo es malo. Yo trato de transmitir algo positivo y algo que tenga que ver con la belleza del entorno.
¿Qué técnicas suele usar?
Al inicio trabajé con el óleo y la acuarela, pero con el paso del tiempo me gustó más el acrílico porque el trabajo, se vuelve más rápido, puedes manipularlo como desees y expresarte más espontáneamente. En cambio el óleo te da la idea de que puedes cambiar, puedes modificar y el resultado es casi el mismo, yo me siento más satisfecho con el acrílico. Ahora estoy trabajando con otros materiales alternativos, estoy usando arena y estoy creando una arena acrílica. Me ha dado resultados y espero sea perdurable. En mis cuandros más nuevos he incorporado la arena combinada con pintura acrílica, varníz y un poco de gel acrílico que se usa para darle más consistencia o textura.
¿Cuál considera su mejor obra?
Hay varias obras que yo he pintado y que para mí son un reflejo de lo que sentía. Hay una en particular que refleja a mis raíces: se llama Vasija de barro, es el nombre de una canción tradicional en Ecuador que tiene que ver con los ancestros, de cómo ellos hacían los rituales después de la muerte. Los Incas enterraban a sus familiares en vasijas de barro y los enterraban con sus objetos personales para preservar el espíritu. Cuando el ser humado deja de existir se convierte en polvo, entonces volvemos al inicio del proceso. Por esta razón pinté a una pareja dentro de una vasija, pero estos personajes demuestran cierta ternura para que ese sea el mensaje, el sentido de la vida.
¿En qué países ha presentado sus obras?
Mi primera exhibición fué en EE.UU. Luego aquí en varias ciudades de Eslovaquia. En Londres, Madrid, en Milán, Bruselas, en Viena, Budapest y también tuve varias ocasiones en Ecuador. Todavía no he hecho exposiciones en Alemania, quiero hacer una allá y también en Moscú, porque alguna parte de mis obras también tiene influencias de los artistas rusos. También me gustaría hacer una en Chile porque viví allá dos años, estuve estudiando allá y tengo buenos recuerdos de Chile.
¿Qué es lo que más le gusta en la cultura eslovaca y ecuatoriana? Cree que ambas culturas aunque estén en los lados opuestos del mundo tienen algo en común?
Vamos a hablar primero sobre la Cultura. Todas las culturas son producto de la historia y como fue generándose, la gente y asumiendo roles y todo eso. La gente es amigable, al inicio es difícil de acceder a ese círculo de amistad. A mí lo que me llama la atención de aquí, aparte de que son buenos amigos, es que son amigos para siempre. Eso es lo que he conocido de esta Cultura y eso es lo que más valoro. Las dos culturas son similares, sí, tenemos la misma religión entonces tenemos en común un hilo conductor. Interpretamos las mismas tradiciones pero de diferentes maneras a travéz de la religión.
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Foto: cortesía de William Cáceres
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