Alexander Dubček no fue solo uno de los políticos eslovacos más destacados. Fue el “rostro humano” de la Primavera de Praga, con su sonrisa encantadora y su optimismo contagioso. Se comportaba de manera normal, le gustaba unirse a la gente sencilla para asistir a los partidos de fútbol y de hockey sobre hielo. Le dio voz a las crecientes aspiraciones democráticas de los checos y los eslovacos, convirtiendose en el defensor del sueño de un nuevo tipo de socialismo reformado, abierto a la libertad de asociación y expresión, al pluralismo político, la tolerancia religiosa y cierta autonomía empresarial. Supo despertar un viento de reformas inéditas en un país dominado entonces por Moscú.
Fue una ilusión, aplastada en poco tiempo por los tanques soviéticos, pero dejó una herencia fundamental que inspiró el posterior proceso de democratización de la sociedad. En 1989, la Revolución de Terciopelo lo reivindicó como inspirador y Mijaíl Gorbachov lo reconoció como precursor de la glasnost soviética.
Este fin de semana, Eslovaquia ha celebrado el centenario del nacimiento de Alexander Dubček, con varias ceremonias. La presidenta Zuzana Čaputová rindió homenaje a la memoria “de una de las personalidades más importantes de la historia eslovaca”.
Junto con Pavel Dubček, hijo de Alexander, la Jefa de Estado depositó una ofrenda floral en la tumba que se encuentra en Slávičie údolie, Bratislava. En su discurso, Čaputová recordó que Dubček “fue el hombre de la Primavera de Praga” en 1968, pero también el de noviembre de 1989, y encarnó un cambio democratizador en la década de 1960, por el que gran parte de la sociedad estaba entusiasmada.”
Jugó un papel activo en ese período histórico revolucionario durante solo tres años, marcando el final real del régimen comunista. Como presidente de la Asamblea Federal de la República Socialista Checoslovaca, tuvo un papel decisivo en la aprobación de leyes que convirtieron un Estado totalitario en un país democrático, un resultado que en principio podía parecer impensable, dijo la presidenta.
También el presidente del Parlamento, Boris Kollár, recordó la figura de Alexander Dubček frente al busto situado en la entrada del Parlamento, donde se ha inaugurado una exposición con muchos documentos raros
Diversos políticos, historiadores, amigos personales del líder de la Primavera de Praga recordaron la figura de Dubček, subrayando su concepto de política inspirada por valores cristianos y considerada como un servicio al pueblo, un instrumento para conseguir objetivos sociales y construir una vida mejor para todos.
El primer ministro Eduard Heger dijo que Alexander Dubček fue “símbolo de valor, humanidad, y esperanza en un tiempo mejor”, y “abrió las puertas de los principios democráticos en nuestro país”. Por eso entró en la historia tanto eslovaca como mundial. Su ejemplo nos recuerda que la democracia no es gratuita, agregó Heger, ya que nuestros antepasados tuvieron que ganarla, y ahora nosotros tenemos el deber de cultivarla.
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