En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se ha celebrado el pasado 3 de mayo, la organización no gubernamental internacional de origen francés “Reporteros sin Fronteras” (RSF) ha presentado su clasificación mundial anual.
Eslovaquia mejora ocho posiciones, ocupando el puesto número 27. Dentro del Grupo de Visegrado, Hungría también mejora ocho posiciones situándose el lugar 85; la República Checa sube 20 posiciones, pasando del puesto 40 al 20, mientras que Polonia ocupa el puesto 66, perdiendo dos posiciones.
Tras el asesinato del periodista de investigación Ján Kuciak en 2018, las autoridades eslovacas intentaron mejorar la protección de los periodistas, pero según los autores del informe, los medios públicos y privados permanecen rodeados de una «atmósfera hostil» y «siguen siendo vulnerables a intereses ajenos al periodismo».
La emisora televisiva privada Markíza, considerada el medio más influyente, parece haber conservado su independencia editorial a pesar del cambio de propiedad en 2020. La emisora pública RTVS, que mantiene una fuerte posición en el panorama mediático, ha mostrado en cambio cierta vulnerabilidad frente a intereses ajenos a su misión de servicio público. Esto ha llevado a muchos periodistas de investigación, de los cuales el país tiene una larga tradición, a renunciar en los últimos cinco años.
Los planes del actual gobierno para mejorar la protección de los periodistas y sus fuentes, fortalecer la independencia editorial y financiera de las emisoras públicas y la independencia de los medios, así como reducir las penas de prisión por el delito de difamación, son considerados “ambiciosos” por RSF. Sin embargo, según los autores del informe, se basan en medidas específicas implementadas con demasiada lentitud debido a conflictos internos dentro de la coalición. Aunque los ataques de miembros del gobierno a los medios han disminuido, los partidos de oposición, y en particular el ex primer ministro Robert Fico, continúan criminalizando a los periodistas de investigación.
Además, cabe señalar que la independencia editorial de los principales medios se ve amenazada por la concentración de la propiedad de distintos medios en manos de poderosos grupos privados y por la excesiva dependencia de la financiación estatal, en el caso de la emisora pública RTVS.
Según RSF, otro elemento de tensión es el contraste entre la sociedad eslovaca, en gran parte conservadora, y los medios de comunicación, que en su mayoría son liberales. Los periodistas, especialmente las mujeres, son criticados y, en ocasiones, atacados en línea por cubrir temas como el género, el acoso sexual o asuntos relacionados con la pandemia de Covid-19 o la corrupción. Este ambiente hostil, dicen los autores del informe, contrasta con el apoyo que la opinión pública ha mostrado a los periodistas tras el asesinato de Ján Kuciak.
El 20º Índice Mundial de Libertad de Prensa revela un escenario mundial preocupante, dominado por el «caos de la información» y la desinformación, dos factores que alimentan tanto las tensiones internacionales como las divisiones dentro de las sociedades. El espacio de información en línea globalizado y no regulado fomenta la difusión de noticias falsas y la propaganda, amplificada por las redes sociales.
A nivel internacional, se observa el contraste entre las democracias, en las que la libre y descontrolada circulación de todo tipo de noticias genera tensiones entre los distintos grupos sociales, y los regímenes despóticos, que controlan los medios y plataformas en línea y realizan una feroz propaganda contra las democracias.
De los 180 países examinados, Noruega, Dinamarca y Suecia destacan por la libertad de prensa y la calidad de la información. Los tres últimos lugares de la clasificación están ocupados por Irán, Eritrea y Corea del Norte.
Más de la mitad de los países analizados (65) obtuvieron una puntuación global muy baja y revelan situaciones «muy graves», «difíciles» y «problemáticas» en materia de libertad de prensa.
España cae del puesto 29 al 32
Aunque el nivel de violencia contra los periodistas ha bajado considerablemente gracias al descenso de la tensión generada por las reivindicaciones independentistas catalanas y las escasas protestas contra las medidas para frenar la pandemia, la polarización política y la legislación irregular amenazan el derecho a la información, según afirma RSF.
El panorama mediático español se caracteriza por un alto nivel de concentración de la propiedad de los medios, lo que aumenta el riesgo de injerencia política. Esto va acompañado de una falta de transparencia en la influencia que ejercen los dueños de los medios sobre los actores del sector público. Un segmento de los medios sustituye cada vez más el reportaje por el de opinión, una tendencia que alimenta la desconfianza pública hacia los periodistas.
Si bien la derogación de los artículos más controvertidos de la llamada «ley mordaza» (la reforma de la norma que regula la actuación de los cuerpos y fuerzas de seguridad) se abre camino en el Parlamento, la policía continúa usando sus poderes para arrestar a periodistas y los tribunales a veces favorecen la versión de los agentes. Además, un número creciente de periodistas está siendo objeto de acoso en las redes sociales.
El Parlamento ha iniciado el proceso de despenalización de una serie de delitos, incluidos los “ofensas a los sentimientos religiosos”, los “ataques a los símbolos del Estado” y los “insultos a la Corona”, que en el pasado han llevado a violaciones de la libertad de expresión.
____________________
Foto: al-grishin CC0
StockSnap CC0
Deja un comentario