Eslovaquia pierde un par de posiciones en la edición 2020 del Índice Global de Innovación (GII), publicado anualmente por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), ocupando el puesto 39 entre 131 países evaluados.
El resultado es el peor entre los países del Grupo de Visegrado (República Checa, Hungría y Polonia), mientras que Eslovaquia ocupa el puesto 26 entre las 39 economías europeas.
En las dos fases de innovación, el país aún necesita mejorar el input, para contar con una fuerza laboral altamente calificada, centros de investigación y capacitación, servicios adecuados para los emprendedores, un número suficiente de proveedores, un mercado sofisticado, infraestructura y facilidad de acceso a financiación y capital.
La situación parece mejor en el factor “output”, es decir los resultados de la innovación, gracias a la capacidad de crear más oportunidades para ideas innovadoras que en otros países.
Si el punto fuerte de Eslovaquia es el comercio de bienes y servicios creativos, un elemento de debilidad sigue siendo la capacidad de penetrar en mercados sofisticados. Además, los resultados en el sector de la innovación no parecen corresponder al nivel actual de desarrollo del país.
El Índice de Innovación Global compara la capacidad de innovación de las economías mundiales sobre la base de 80 parámetros y se considera una herramienta que los gobiernos y las empresas pueden utilizar para evaluar su progreso anual en el sector de la innovación.
Ahora que la pandemia ha desencadenado una profunda crisis económica, cabe preguntarse si también habrá repercusiones negativas en el impulso a la innovación, que ha sido particularmente fuerte en los últimos dos años. En todo el mundo, de hecho, hubo un aumento del 5,3% del gasto en investigación y desarrollo.
Según los autores del GII, «la innovación está ahora en el centro de la estrategia corporativa y las estrategias nacionales de crecimiento económico». Algunos sectores jugarán un papel clave, como la tecnología de la información, cada vez más proyectada hacia la digitalización; el sector farmacéutico y biotecnológico, por la mayor atención a la investigación y el desarrollo en el sector de la salud. El transporte también deberá tener en cuenta la creciente búsqueda de «energías limpias» y adaptarse rápidamente a los cambios.
Para que la innovación sea exitosa, es importante que se cree un sistema equilibrado de apoyo a las actividades de innovación, basado en una relación óptima entre las inversiones públicas y privadas y en una interconexión efectiva entre las empresas, los sectores público y académico.
El índice GII destaca como ejemplo la estrategia clave aprobada por el gobierno de la República Checa para el período 2019-2030. Esta estrategia, destinada a apoyar la investigación, el desarrollo y la innovación, se basa en nueve pilares. El objetivo final de la economía checa es mantener un alto nivel frente a la creciente competencia mundial precisamente gracias a la financiación de la investigación y el desarrollo.
En Europa, las tres economías más innovadoras en el índice GII son Suiza, Suecia y el Reino Unido, mientras que a nivel mundial entre las diez primeras posiciones se encuentran Estados Unidos, Singapur y Corea del Sur.
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