Polonia y Hungría confirmaron el veto sobre el presupuesto de la UE, así bloqueando el Fondo de Recuperación, el plan para la recuperación de la economía dañada por la crisis pandémica.
El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki y el primer ministro húngaro Viktor Orbán no aceptan el mecanismo por el cual la Comisión Europea podrá suspender el desembolso de fondos de la UE a países miembros que violen el estado de derecho, sin respetar valores fundamentales como la libertad, la democracia, la igualdad y los derechos humanos, incluidos los derechos de las minorías. Un tema delicado para Budapest y Varsovia, que en los últimos años han incurrido en varios procedimientos de infracción iniciados por Bruselas por cuestiones relacionadas con la justicia, la violación de los derechos y las libertades fundamentales y la inmigración (el tema de la reubicación de solicitantes de asilo).
Como bien se sabe, el Fondo de Recuperación prevé el desembolso de 750.000 millones de euros, divididos en una parte de préstamos garantizados por la Unión Europea (360.000 millones) y una segunda parte de préstamos gratuitos (390.000 millones). Para la distribución de contribuciones y préstamos, no se tuvo en cuenta la participación de los distintos Estados en el PIB de la UE, sino las repercusiones de la pandemia en las economías de los distintos países, en función de tres criterios: población, renta per cápita, tasa media de desempleo en los últimos cinco años.
Para acceder al Fondo de Recuperación, Eslovaquia, como todos los estados miembros de la UE, debe presentar un plan de reformas de acuerdo con las recomendaciones de la Comisión Europea.
«Nuestros ciudadanos y nuestras empresas esperan que actuemos lo más rápido posible», dijo Martin Klus, secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores y Asuntos Europeos, la semana pasada durante la videoconferencia de ministros y secretarios de Estado para asuntos europeos de los países miembros de la UE.
“Estamos en medio de la segunda ola de la pandemia de coronavirus y nos enfrentamos a una crisis económica y social. Hay dinero en juego que estamos esperando desesperadamente. La amenaza de que la Unión Europea tenga un presupuesto improvisado y un retraso en el desembolso de recursos es lo último que necesitamos”, subrayó Klus.
Actualmente se están llevando a cabo negociaciones bajo la dirección de la presidencia alemana del Consejo de la UE. «Debemos seguir trabajando y explorar todas las opciones posibles», dijo la canciller Angela Merkel al final de la videoconferencia. Un llamamiento a la resolución de la controversia que aparece en línea con lo declarado por la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen: «Tenemos que encontrar una solución, millones de ciudadanos están esperando una respuesta en esta crisis sin precedentes y por eso seguimos trabajando duro para llegar a un acuerdo lo antes posible”.
Una posición también apoyada por Eslovaquia que, en palabras de Klus, “acoge con satisfacción y apoya plenamente el acuerdo de compromiso, incluida la importante condición para la aplicación del Estado de derecho”. No se trata de ideología. Europa se basa en normas y valores democráticos claros que son vinculantes para los Estados miembros. No apoyar este paquete nos conduciría a una crisis aún más profunda en medio de la peor recesión económica de la historia de la UE ”, advirtió el secretario de Estado. El no llegar a un acuerdo dentro de la UE podría tener «consecuencias políticas y económicas inimaginables», agregó.
«Pediré a mis colegas húngaros y polacos que no bloqueen el compromiso alcanzado por la Presidencia alemana. El veto de Varsovia y Budapest no significa el fin de las negociaciones, pero se acorta el tiempo para un acuerdo», dijo el ministro de Asuntos Exteriores y Europeos, Ivan Korčok, durante la Cumbre Europea de Praga que tuvo lugar el 18 de noviembre.
En su opinión, no es realista que el principio del Estado de derecho se elimine por completo cuando se aprovechen los recursos europeos.
¿Evitar el obstáculo del veto o esperar el paso atrás de Budapest y Varsovia?
Un posible «Plan B» podría incluir la adopción de un presupuesto provisional de la UE. Sin embargo, esta solución daría lugar a un retraso en el desembolso de los recursos proporcionados por el Fondo de Recuperación.
Un presupuesto ad hoc para los 19 países de la Eurozona con la excepción de Polonia y Hungría que no forman parte de él, es en cambio la propuesta «práctica» que viene de Francia, para superar el impasse creado por quienes pusieron el veto.
Sobre el vínculo entre los fondos de la UE y el Estado de derecho, las posiciones de casi todos los Estados miembros son intransigentes. El Parlamento Europeo no está dispuesto a hacer concesiones, como subraya una nota publicada por el presidente David Sassoli.
The @Europarl_EN's leaders ask the Council to adopt the agreed package on the long-term EU budget and the rule of law.
The ratification process must begin as soon as possible. No further concession will be made on our side.
→ https://t.co/qHrFwIWtO7 pic.twitter.com/oB7cCRi2BV
— David Sassoli (@EP_President) November 19, 2020
Para resolver la diatriba sin demasiados sobresaltos y sobre todo en un plazo razonablemente rápido, podría adoptarse una solución de compromiso: una declaración de la Comisión Europea, de acuerdo con la presidencia alemana, sobre el respeto al «estado de derecho». La valoración debería ser exclusivamente de carácter jurídico y no estar sujeta a la arbitrariedad política que Polonia y Hungría consideran como instrumento «para sancionar a un país por motivos políticos» y «peligroso juego ideológico», como afirmó la ministra de Justicia Jde Hungría, Judit Varga.
Por otro lado, algunos observadores políticos sostienen que es poco probable que Hungría y Polonia lleven al extremo su veto sobre el presupuesto de la UE, ya que se encuentran entre los países que más se benefician de los fondos europeos. De hecho, el año pasado Hungría y Polonia obtuvieron 6,2 y 16,3 mil millones de euros respectivamente, frente a una contribución financiera al presupuesto de la Unión notablmente menor (apenas 1.200 millones para Budapest y 5 mil millones para Varsovia).
Por tanto, las próximas semanas serán decisivas para encontrar una solución. El 25 de noviembre, el Parlamento Europeo votará en sesión plenaria sobre el Marco Financiero Plurianual y el 8 de diciembre los ministros de Asuntos Exteriores europeos deberán pronunciarse sobre la cuestión, que luego será examinada por los líderes europeos en la cumbre prevista para el 10 de diciembre. Quizás ese sea el lugar donde finalmente se llegue a un acuerdo.
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Foto: mzv.sk
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