Ventinueve años han pasado desde el histórico 17 de noviembre de 1989 que cambió la historia de los ciudadanos checos con la derrota del totalitarismo comunista y el inicio de la democracia.
El 17 de noviembre se celebra como el “Día de la Lucha por la Libertad y Democracia”, una fecha que marcó dos veces la historia del país. En 1939, los ocupantes nazis cerraron las universidades de Praga y en la noche del 16 al 17 de noviembre arrestaron a miles de estudiantes y ejecutaron a nueve de ellos. En 1989, la policía comunista en Praga dispersó por la fuerza una manifestación de estudiantes que reclamaban libertad de expresión y pluralismo político, un día después de la manifestación similar de estudiantes convocada en Bratislava para reivindicar libertades políticas y dispersada violentamente por la policía.
La manifestación no autorizada más grande en Checoslovaquia desde el funeral de Ján Palach en enero de 1969 prendió la mecha de la llamada “Revolución de Terciopelo”, la movilización social contra el régimen checo, masiva pero totalmente pacífica.
En Praga se formó el grupo opositor “Foro Cívico”, una plataforma política que exigía la puesta en libertad de todos los presos políticos, la dimisión de los dirigentes comunistas, libertad de expresión y reformas políticas. Al Foro Cívico dieron su adhesión numerosos disidentes, representantes de la iglesia, personalidades de la cultura y estudiantes, bajo el liderazgo del dramaturgo Václav Havel.
La “Revolución de terciopelo” fue fundamentalmente la revolución de los intelectuales, que siempre han encarnado la conciencia de la nación, denunciando todas las formas de opresión. Varios periodistas participaron en la huelga antigubernamental convocada el 21 de noviembre, realizando entrevistas a líderes disidentes investidos de la misión social de despertar a la nación de su apatía.
El 24 de noviembre dimitió la Secretaría General del Partido Comunista. El 25 y 26 de noviembre casi un millón de personas se reunió en la planicie de Letná (Letenská pláň), para escuchar los discursos de varios disidentes, entre ellos Václav Havel, símbolo de la oposición al régimen comunista.
Tras la huelga general del 27 de noviembre de 1989 y la falta del apoyo del aliado soviético, el Partido Comunista de Checoslovaquia abandonó el poder. El entonces Presidente de la República, Gustáv Husák, dimitió el 10 de diciembre y antes de finalizar el año Alexander Dubček, quien no había podido ejercer actividad política desde 1968, fue elegido presidente del Parlamento Federal, mientras que Václav Havel accedió a la jefatura del Estado. En junio de 1990 se celebraron las primeras elecciones democráticas en Checoslovaquia desde 1946.
Se abrió el camino hacia la democracia,«la ocasión de poder saltar por encima de la historia trasformándola e inaugurar una nueva época de la humanidad». (Milan Kundera)
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Foto: Marc Dragul (CC BY-SA 3.0=
Martin Kozák CC0
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