La agencia internacional de calificación crediticia Fitch Ratings ha analizado el nivel de vulnerabilidad de los países de Europa Central y Oriental (CEE) ante un cese repentino del suministro de gas ruso a la Unión Europea.
El análisis se realizó teniendo en cuenta las respuestas políticas de la UE y de los distintos gobiernos nacionales y la información proporcionada por los ministerios de energía de los miembros de la CEE.
Eslovaquia, Hungría y la República Checa resultan ser los países más expuestos a las consecuencias negativas, dada la alta dependencia del gas ruso combinada con la falta de fuentes de energía alternativas disponibles a corto plazo.
Por el contrario, resulta diferente el caso de Polonia, Lituania y Rumanía, que parecen estar menos expuestos a riesgos graves por tener suministros alternativos o una producción interna suficiente.
El problema más serio son las limitaciones de suministro y la infraestructura insuficiente de la Unión Europea, que podría tardar más de tres años en compensar la pérdida total del suministro de gas ruso.
Mientras tanto, la CEE debería enfrentarse a «un significativo shock macroeconómico», con cierta ralentización del crecimiento del PIB, presiones sostenidas sobre los niveles de deuda y déficit público y mayor inflación, provocada por el fuerte peso de la energía en el índice de precios de consumo armonizado.
Sin embargo, el impacto del shock macroeconómico variaría ampliamente según las respuestas políticas y las medidas de compensación adoptadas, que en el caso de Eslovaquia se consideran de nivel «bajo».
Además, el impacto en las finanzas públicas y las posibles medidas de compensación podrían afectar las calificaciones de los distintos países. Por ejemplo, en el rating ‘AA-‘ de la República Checa, la perspectiva negativa ya refleja parcialmente los riesgos derivados de la dependencia energética rusa del país.
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Foto: Jay Sterling Austin (CC BY 2.0)
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