Según el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Eslovaquia ha afrontado la situación de emergencia desde una posición de fortaleza y gracias a una eficaz política de ayudas estatales ha conseguido limitar el impacto de la pandemia en la economía.
El año pasado, la caída de la producción industrial estuvo por debajo de la media de la zona del euro (4,8% frente al 8,7%), gracias al apoyo público, que ha salvado muchas empresas y miles de puestos de trabajo, y la demanda exterior resiliente.
Se espera una fuerte recuperación para este año y 2022, favorecida por la relajación de las medidas restrictivas. Según estimaciones del FMI, el PIB real del país podría alcanzar el 4,7% este año, con una nueva aceleración en 2022. Sin embargo, persiste un clima de gran incertidumbre y existen algunos riesgos para la economía nacional. El ritmo de recuperación dependerá de la efectividad de la campaña de vacunación, dado que nuevas oleadas de contagios o la llegada de nuevas variantes del coronavirus podrían ralentizar las actividades económicas.
El apoyo fiscal está garantizado hasta que se consolide la recuperación, pero según el FMI son necesarias medidas para una reasignación más efectiva de recursos y para fortalecer el potencial de la economía, así como para la reconstrucción de las reservas fiscales, dado el inevitable aumento del gasto público durante la pandemia. El FMI recomienda la combinación equilibrada de políticas flexibles, capaces de responder eficazmente a las condiciones cambiantes.
Las políticas implementadas en el sector financiero deben continuar permitiendo otorgar préstamos y brindar protección contra los factores de riesgo. Hasta ahora, el sector bancario ha resistido bien la crisis, pero aún no está claro cuál será el verdadero impacto de la pandemia.
Para 2021, se espera la asignación de más recursos en el sector salud, el apoyo a sectores seleccionados y reservas para contingencias relacionadas con la pandemia. Con la consolidación de la recuperación económica, el Fondo Monetario Internacional sugiere adoptar políticas que combinen el apoyo en caso de emergencia con medidas específicas que eviten que la economía se contraiga. Por ejemplo, políticas activas del mercado laboral para incentivar el aumento del desempleo de larga duración, subsidios focalizados para la contratación, formación y recualificación de trabajadores, apoyo a las empresas, especialmente a las pymes de los sectores más afectados por la crisis, para prevenir quiebras. Al implementar estas políticas, el Gobierno también debe tener en cuenta el impacto desigual de la pandemia y la consiguiente crisis económica en las distintas regiones del país.
Para que el crecimiento económico de Eslovaquia sea robusto e inclusivo, el FMI enfatiza la necesidad de poner en marcha reformas estructurales que fortalezcan el capital humano y físico y estimulen la productividad. En este sentido, el uso oportuno y eficaz de los fondos de la UE y la implementación de las reformas presentadas en el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia pueden jugar un papel clave en la recuperación y la transformación verde y digital de Eslovaquia.
La reforma del sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad vinculando la edad de jubilación y la esperanza de vida y la mejora de la calidad de la educación, que actualmente se encuentra por debajo de la media de la UE, son los dos principales desafíos a los que se enfrentará Eslovaquia al final de la pandemia. También será necesario solucionar el problema del rezago de las inversiones en investigación, innovación y digitalización, para dar mayor estabilidad al entorno regulatorio que sigue obstaculizando la productividad, así como mejorar la eficiencia del sector público y acelerar la transformación digital y verde de la economía.
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Foto: ixography CC0
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