Hace un año, Zuzana Čaputová se convirtió en la primera mujer presidenta de la República eslovaca

El 15 de junio de 2019, Zuzana Čaputová se convirtió en la primera mujer presidenta de la República Eslovaca después de ganar la segunda vuelta de las elecciones con el 58,27% de los votos.

Una cara nueva en el panorama político del país, pero con raíces sólidas en el activismo cívico como miembro de la asociación VIA IURIS.
Čaputová ha ganado fama como abogada ambientalista gracias a su batalla contra el vertedero ilegal de Pezinok, su ciudad natal. En 2016, su activismo le valió el prestigioso Goldman Environmental Prize (el Premio Goldman para el Medio Ambiente).

Un premio por el coraje de una mujer y una madre que decidió desafiar «la arrogancia del poder político y económico», dijo Čaputová durante la ceremonia de premiación. Su objetivo era proteger el derecho a la salud de su comunidad, un pequeño pueblo en el oeste de Eslovaquia, con una tradición vinícola muy arraigada, donde las personas no solo habían comenzado a experimentar dificultades respiratorias y alergias, sino que enfermaban de leucemia ocho veces más que el promedio nacional.

El caso del vertedero ilegal de residuos tóxicos de Pezinok llegó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo, que afirmó el derecho de los ciudadanos a participar en las decisiones que afectan el medio ambiente en toda la UE. Ese ejemplo «dio esperanza a muchas otras personas que luchan contra los desarrolladores sin escrúpulos».

Zuzana Čaputová también participó en la protesta masiva contra la corrupción pública, que se hizo más apremiante después del asesinato del periodista de investigación Ján Kuciak y su prometida Martina Kušnírová.
Čaputová no tenía experiencia política, pero estaba dotada de una fuerte determinación y carisma. No sólo fue capaz de convencer a los electores. Inmediatamente atrajo la atención de los medios internacionales, por su impactante resultado en una Europa dominada por soberanistas antiinmigrantes, euroescépticos y populistas, dando un verdadero empujón político en el corazón del Grupo de Visegrado.
Muchas han sido las expresiones utilizadas para la nueva presidenta: «la Erin Brockovich de Eslovaquia» («The New York Times»), “la alternativa liberal al populismo desenfrenado en Europa Central y Oriental” (BBC), «una europeísta en el frente de Visegrado» («The Huffington Post»).

Si en tiempos recientes el electorado en varios países a menudo ha votado “con las tripas”, el mensaje que salió de las urnas eslovacas el año pasado puede interpretarse como un llamado fuerte y consciente al cambio. Fue la señal de que Eslovaquia se encontraba en una encrucijada en el proceso de construcción de un Estado auténticamente democrático.
La elección de Zuzana Čaputová representa mucho más que el simple nonbramiento de una figura institucional con poderes esencialmente «ceremoniales». Ofreció la esperanza «honesta» de un cambio a los ciudadanos cansados de los juegos de poder y los viejos rostros de una política obsoleta. Čaputová lo hizo sin recurrir a promesas irrealizables o lemas políticos retumbantes, con el sentido de la medida y la capacidad de abstenerse de posiciones conflictivas en la que siempre se ha distinguido, tanto en su vida profesional, como en su rol institucional.

Más allá de las etiquetas que la prensa le ha atribuido y que no describen completamente su compromiso y la honestidad moral de sus decisiones a menudo difíciles, la presidente Čaputová, proveniente de una familia sencilla, entró en el corazón de las personas por su «empatía», es decir la capacidad de escuchar la voz de la gente, especialmente los más débiles, y de luchar por sus derechos.
El estado de derecho como valor imprescindible del Estado democrático siempre ha sido el imperativo moral que inspiró su actividad. Incluso a costa de perder el apoyo de la opinión pública católica y conservadora debido a su actitud liberal hacia los homosexuales y las minorías.

Además de la sonrisa dulce y la actitud gentil, Zuzana Čaputová ha sido capaz de mostrar determinación, coraje y una repulsión profunda hacia el compromiso. Incluso el día que tomó un café con el empresario Marian Kočner, quien estaba involucrado en un caso de contaminación ambiental en el que ella estaba trabajando.

«¿Usted no tiene miedo mí?» le preguntó Kočner a quemarropa. Miedo? No, la abogada ambientalista estaba lista para luchar y desafiar a los poderes fuertes y a los grandes titiriteros que ingeniosamente movían sus hilos, estaba determinada a sacudir el pantano putrefacto de la corrupcion política…
¿En qué condiciones ($…) estaría dispuesta a deternerse? No había condiciones, no podía haber ninguna, porque la cuestión de la protección del medio ambiente era demasiado importante para Zuzana Čaputová. Y no dudó en decirlo claramente.
No, no tenía miedo, pero esa «fue una de las tazas de café más rápidas que haya tomado», dijo más tarde.

La defensa del medio ambiente, los derechos civiles y la democracia es una lucha permanente para Zuzana Čaputová y para todos aquellos que se interesan en la «política» en el sentido aristotélico, como una forma de participación activa en la gestión de la vida civil.
La presidenta ha declarado que espera poseer la sabiduría, humanidad y coraje que sirvan como faro para iluminar el camino diario hacia un horizonte de libertad y respeto.
“En Eslovaquia todavía estamos aprendiendo lecciones de democracia después de la caída del comunismo. Pero en ningún país la democracia funciona bien en piloto automático… No hay democracia sin el compromiso de cada uno de nosotros «.

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Foto: Zuzana Čaputová (Fb), goldmanprize.org
Za slušné Slovensko (Fb), framevideo YouTube

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