La industria automovilística mundial está pasando por una de sus peores crisis en décadas. La guerra comercial entre China y Estados Unidos, el entorno Brexit y la política proteccionista de Donald Trump con respeto a las marcas estadounidenses, así como la carrera tecnológica hacia el coche eléctrico y el coche autónomo llevan a nuevos importantes desafíos para los fabricantes de automóviles.
Los analistas prevén que en 2025 ya no se van a vender vehículos con motores de combustible y anuncian una verdadera revolución: la de la movilidad entendida como servicio y no simplemente como producto. Cada vez más personas, de hecho, van a pasar de comprar un coche a compartirlo, especialmente en centros urbanos. Este cambio de percepción se ve acelerado por el éxito de las aplicaciones móviles para alquilar y compartir coche, la irrupción de los eléctricos y los híbridos en las ciudades y la restricciones al tráfico en el centro urbano.
Así, la industria automovilistica está en crisis, en Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania, Japón y en otros países donde los fabricantes no hayan sabido o logrado adaptarse a la nueva realidad.
El cambio de una industria creada en torno al coche de gasolina y diésel, hacia una basada en el coche eléctrico constituye una pequeña revolución industrial. Las consecuencias de este cambio “explosivo” en el que el coche eléctrico sería el elemento desencadenante son particularmente relevantes en Alemania, sin duda el motor económico de Europa, y podrían traducirse en cierres de fábricas y masivas pérdidas de puestos de trabajo.
La crisis del sector automotriz global está dañando los pilares industriales de la economía alemana: componentes, coches e industria de máquinas. Las acciones de casi todas las grandes compañias sufrieron en bolsa debido a la caída de las ventas de automóviles en el mercado chino. Audi, BMW, Bosch, Mercedes, Porsche y Volkswagen han anunciado una reducción significativa de personal en sus plantas a nivel mundial y prevén suprimir 30.000 puestos de trabajo en los próximos años.
La producción de automóviles en Alemania cayó a su nivel más bajo en 22 años. Según datos proporcionados por la Asociación alemana de la industria automotriz (VDA) sobre la producción en 2019 y publicados por Bloomberg, la caída del 9% fue determinada por una menor demanda en los mercados internacionales.
Alemania fabricó unos 4,67 millones de coches en 2019, alrededor de 450.000 vehículos menos en comparación con 2018, y los expertos prevén que no habrá recuperación hasta el segundo semestre de este año.
Una apuesta por la electromovilidad
La nueva tecnología es el futuro del sector automotriz y solamente las empresas más innovadoras con respeto a los cambios estructurales podrán superar el momento complicado que vive la industria automovilística tanto en la producción como en el modelo tradicional de venta.
Sin embargo, se trata de cambios drásticos no solo en el tipo de producción, sino también en el sector del empleo, ya que con la fabricación de más coches eléctricos se transforma también el mundo de los componentes, las gasolineras y las reparaciones. Y esto puede desencadenar una “crisis existencial” con la pérdida de algunos sectores tradicionales donde hasta ahora trabajaron miles de personas.
Además, las inversiones en el nuevo tipo de tecnología son muy superiores a las necesarias para lanzar un nuevo motor gasolina. La transformación de la industria podría costar a los fabricantes alemanas aproximadamente 100 mil millones de euros. Las empresas deben modernizar sus plantas, formar a los trabajadores y reorganizar la redes de proveedores.
Expertos consideran que a finales de 2030 habrá 14 millones de coches y miles de autobuses y camiones eléctricos en Alemania. En los próximos cuatro años, Volkswagen destinará unos 30 mil millones de euros para fabricar vehículos eléctricos.
El país apuesta por la movilidad eléctrica para luchar contra el calentamiento del planeta y no perder su competitividad a nivel mundial. El Gobierno ha creado la plataforma nacional “Die Zukunft der Mobilität” (“El Futuro de la Movilidad”), con el objetivo de facilitar el debate entre los fabricantes, los sindicatos y las instituciones medioambientales, así como representantes de consumidores.
El sector automotriz en Eslovaquia: nuevos datos sobre la producción en 2019
Según datos de la Asociación Eslovaca de la Industria Automotriz (ZAP), la producción de automóviles en las plantas de Volkswagen, Kia Motors, Grupo PSA y Jaguar Land Rover superó los 1,1 millones de unidades en 2019.
Se trata de un ligero aumento en comparación con los últimos tre años: las fábricas eslovacas produjeron 1.025.000 coches en 2017 y 1.080.000 en 2018.
Eslovaquia también mantiene su récord mundial de automóviles fabricados por cada mil habitantes: 202 vehículos, cuatro más que el año pasado.
La producción de la planta del Grupo PSA en Trnava ha seguido aumentando por octavo año consecutivo: en 2019, se produjeron 371.152 modelos de Citroën C3 y Peugeot 208, lo que representa un aumento del 5%. La mayor parte de la producción consiste en automóviles de gasolina (78%), automóviles diesel (20%), mientras que el modelo eléctrico del Peugeot 208 representa solo el 2% de la producción.
Según algunos analistas, los resultados podrían ser más positivos dado que a finales de 2018 otro gigante de la industria automotriz comenzó a producir en Eslovaquia: Jaguar Land Rover. El año pasado, sin embargo, el fabricante de automóviles anglo-indio registró una caída del 6% en las ventas, debido a la débil demanda en el mercado chino y la disminución de la popularidad de los motores diesel.
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Foto: Kia Motors.sk.
Volkswagen.sk
andreas160578 (CC0)
Jaguar Land Rover
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