El 1 de noviembre entró en vigor la enmienda a la ley veterinaria que prohibe el adiestramiento, la presentación pública y las actuaciones de animales salvajes. La lista incluye leones, tigres, osos, primates, elefantes, jirafas, rinocerontes, hipopótamos y delfines.
Eslovaquia se sumará a los 18 países de la UE que no autorizan los espectáculos circenses con animales. La ley transpone una directiva de la UE que forma parte de una amplia campaña internacional para detener la explotación de animales salvajes con fines de entretenimiento y con uso lucrativo.
Tal y como ha informado el Ministerio de Agricultura, la violación de esta normativa podría suponer el pago de una multa de hasta 20.000 euros.
“El animal no es una cosa y podemos avanzar en nuestra labor en el ámbito de la protección de los derechos de los animales”, dijo la Ministra de Agricoltura Gabriela Matečná. En septiembre del año pasado se introdujo un cambio importante en la legislación veterinaria, con el objetivo de definir a los animales como “seres vivos dotados de sensibilidad”. El Ministerio está trabajando para introducir otros cambios en la legislación sobre la protección de los animales, para que sea una de las más avanzadas en comparación con otros países, señaló la ministra.
Según la enmienda a la Ley, solo se permitirá en espectáculos circenses el adiestramiento y el uso de animales como caballos, camellos y cebras. Sin embargo, la normativa prohíbe actos de maltrato como no alimentar en cantidad y calidad suficiente a los animales, azuzarlos para el trabajo mediante instrumentos – como por ejemplo fuego o impulsos eléctricos – que les provoquen innecesarios castigos o sensaciones dolorosas, o estimularlos con drogas para despojarle de todo instinto natural y “romper el alma”.
Cabe destacar que los animales que han sido parte de un circo no podrán ser devueltos a la naturaleza y serán colocados en las estaciones de rescate.
Detrás de la magia del circo
Con la nueva ley se reduce la participación de animales en espectáculos circenses, sin embargo, la meta de las organizaciones animalistas es eliminar por completo el sufrimiento de estas criaturas que suelen vivir en condiciones de cautividad, alojados en jaulas y contenedores donde apenas se pueden mover y son transportados a largas distancias en remolques de camiones que no satisfacen sus necesidades fisiológicas más básicas.
La Federación Veterinaria Europea (FVE) alerta de que las necesidades de los animales salvajes no pueden satisfacerse en un circo itinerante, sobre todo en lo referente al alojamiento y a la posibilidad de expresar comportamientos naturales. El comportamiento de los animales salvajes en cautividad, de hecho, está lleno de características anormales como idas y venidas, automutilaciones, golpearse la cabeza, balanceos o morder los barrotes de las jaulas.
Los circos que utilizan animales contravienen los artículos 4 y 10 de la Declaración Universal de los Derechos del Animal (1978), que fue firmada por la UNESCO y posteriormente por la ONU. “Todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse. Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho. Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre. Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal.”
La importancia de la educación ambiental
Los niños que acuden a los espectáculos circenses se sienten atraídos por poder observar en vivo a los animales salvajes. Sin embargo, no es natural que un grupo de elefantes se apile para buscar el aplauso del público, ni que un león atraviese un aro de fuego para sorprender a los espectadores, ni que un delfín baile en el agua.
El adulto tiene que ser consciente del sufrimiento que estos espectáculos implican. Por eso, debe transmitir a los niños una “educación ambiental” basada en el conocimiento, disfrute y observación de las diferentes especies en plena libertad, en condiciones que permitan desarrollar comportamientos naturales.
El cese en el uso de los animales es un elemento de evolución más y se relaciona con la necesidad pedagógica de potenciar una conducta cívica en consonancia con una sociedad que avanza hacia el respeto y la convivencia.
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Foto: Pixabay CC0
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