El Ministerio de Finanzas anunció en un comunicado de prensa los datos de la previsión macroeconómica para el segundo semestre de este año. Si bien en junio pasado los analistas habían pronosticado una caída de la economía eslovaca de hasta el 9,8%, las previsiones actuales parecen más positivas, con un descenso del 6,7%.
Incluso el mercado laboral habría mostrado una resiliencia mayor de lo previsto, con un impacto positivo en el consumo de los hogares, en el que solo debería producirse un «ligero descenso».
En la segunda mitad del año, la industria orientada a la exportación será el motor de la actividad económica del país. Se prevé que la recuperación continúe en 2021, cuando el PIB podría crecer hasta un 5,5%.
Sin embargo, la situación epidemiológica afectará en gran medida la resiliencia, dado que la segunda ola de la pandemia constituye el riesgo más grave para las actividades económicas. A medio plazo, el apoyo a la economía podría provenir del Fondo de Reconstrucción de la UE.
Como se mencionó anteriormente, la economía eslovaca disminuirá en general un 6,7% en 2020, después del colapso de la producción industrial registrado en el segundo trimestre y la fuerte contracción de la demanda interna y externa en la primera mitad del año. Los primeros signos de una inversión de la tendencia ya se sintieron en junio, con la reanudación de la producción de automóviles y un aumento de la demanda exterior y de las exportaciones eslovacas.
Las cifras de ingresos de eKasa reflejan un mayor consumo de los hogares. El sector de la hostelería y la restauración se verá favorecido por la temporada de verano, aunque con algunas dificultades para el turismo de congresos.
Sin embargo, sobre este tema, los datos presentados por la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Eslovaquia (AHRS) reflejan una situación completamente diferente. Hoteles, bares y restaurantes han registrado «una importante caída en las ventas que entre marzo, abril y mayo se puede evaluar en una pérdida de facturación de casi el 100%», dijo el director general de AHRS, Marek Harbuľák. Aunque en los meses de julio y agosto se ha producido una ligera mejora en el número de presencias y pernoctaciones, la facturación de la mitad de las instalaciones de alojamiento sufre una reducción del 40%.
La creciente incertidumbre sobre la evolución futura de la pandemia también afectará la dinámica de las inversiones, que resultarán reducidas especialmente en el sector de la construcción.
En general, todavía se espera un desempeño económico débil para el próximo año. En el sector de las finanzas públicas, los expertos plantean la hipótesis de una reducción del déficit estructural del 0,5% del PIB en el bienio 2022-2023. Esto también contribuirá ligeramente a desacelerar el crecimiento económico, que se prevé en un 2,4% en 2022.
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Foto: geralt CC0
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