La incertidumbre sobre el futuro de la economía eslovaca es muy alta y el país probablemente entrará en una fase de recesión leve en 2023. Así lo afirmó el gobernador del Banco Central (NBS) Peter Kažimir, al presentar las previsiones de otoño sobre el desarrollo económico y financiero.
Las estimaciones tuvieron en cuenta principalmente el aumento de los precios de la energía, la incertidumbre en los mercados mundiales y la prolongada guerra en Ucrania.
Kažimir ha criticado las afirmaciones del primer ministro Eduard Heger quien, en una entrevista con el diario británico Financial Times, afirmó que la crisis energética de Eslovaquia podría «matar nuestra economía» y que el país necesita ayudas de la UE por valor de miles de millones de euros. Según el gobernador del Banco Central, el país enfrentará un breve período de recesión, pero no corre el riesgo de colapsar.
NBS ha elaborado tres escenarios diferentes sobre el desarrollo económico del país.
En el escenario moderado se estima que habrá un aumento del 1,8% en el producto interno bruto (PIB) este año, pero una probable disminución del 1% en 2023. Las presiones inflacionarias sobre la situación financiera de los hogares y las empresas, junto con el endurecimiento de la política monetaria a escala mundial, frenarán la demanda de los consumidores. El aumento de los salarios nominales no será suficiente para hacer frente a la creciente inflación.
En el peor de los escenarios se prevé una caída del PIB de más del 4% y un aumento de hasta el 22% de la inflación, en caso de que la crisis energética persista y se dupliquen los precios del gas y la electricidad. El mercado laboral también se verá afectado negativamente por la caída de la actividad económica, con recortes de empleo y un aumento de la tasa de paro.
Si, por el contrario, el Gobierno adopta medidas efectivas para frenar el crecimiento de los precios regulados de la energía, especifica Kažimir, la inflación podría incluso caer hasta el 13,5% y la economía eslovaca podría evitar la recesión el próximo año, creciendo un 0,5%. Este escenario optimista coincide con las últimas estimaciones del Ministerio de Hacienda, que prevé un crecimiento del PIB del 0,6%.
La economía de Eslovaquia podría mejorar solo en 2024, según Kažimir, con un crecimiento del PIB superior al 3% y una reducción de la inflación, que en cualquier caso se mantendría por encima del nivel de años anteriores.
En la actualidad, tal y como ha declarado el vicegobernador de NBS Ludovit Odor, la demanda exterior no ha registrado un descenso y además la tasa de paro parece mantenerse invariable, en torno al 6-7%, dado el progresivo envejecimiento de la población y la jubilación de muchos trabajadores mayores.
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Foto: Frettie (CC BY 3.0)
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