Oficina especial protegerá a los informantes que denuncian casos de corrupción

La nueva ley sobre la protección de los informantes aprobada por el Parlamento a finales de enero ha sido firmada por el presidente Andrej Kiska.
La normativa prevé la creación de una oficina especial, independiente de la administración estatal y con poderes a nivel nacional, cuyo objetivo será garantizar una mayor protección para aquellos que informan sobre irregularidades en la licitación pública.
La oficina especial tendrá como principales tareas garantizar el anonimato y la protección de los informantes, controlar el cumplimiento de la ley y brindar opiniones de expertos sobre la aplicación de la ley. Habrá una recompensa para aquellos que denuncian actividades ilícitas.
La ley también define los casos en que se reconoce el estatus de informante y extiende la protección a las personas cercanas al denunciante. El empleador que despide a un informante deberá asumir la responsabilidad administrativa de sus acciones. Además, los delitos cometidos por personas jurídicas se incluirán en la definición de «actividad antisocial grave».
El jefe del nuevo ente será elegido por el Parlamento entre dos candidatos seleccionados por un comité de expertos. Los miembros de la comisión serán nominados por el presidente, el gobierno y sus órganos asesores, el defensor público de derechos y el Consejo del Servicio Civil. Esta nueva autoridad presentará al Parlamento un informe anual sobre sus actividades.
El primer ministro Peter Pellegrini ha expresado su satisfacción con la nueva ley, que eliminará las deficiencias de la ley de 2014. La creación del nuevo organismo público, dijo, no solo protegerá a los denunciantes, sino que también motivará a otras personas a informar a las autoridades sobre casos de actividades ilegales y corrupción.
Por el contrario, Miroslav Beblavý, presidente del partido Spolu, ha mostrado su escepticismo ante la medida, afirmando que la nueva autoridad no será de ninguna ayuda y no brindará la protección adecuada a los informantes porque «no existe una cultura fundamental de respeto hacia ellos».