El centro termal de la ciudad de Trenčianske Teplice, llamada la «Perla de los Cárpatos», está situado en el marco incomparable de las montañas Strážovské vrchy en el oeste de Eslovaquia, rodeado de una exuberante vegetación.
Las aguas termales locales, según la leyenda, fueron descubiertas por un pastor cojeando en busca de una oveja perdida.
El primer documento escrito relativo a las aguas termales está fechado 1247, pero probablemente ya eran conocidas por las tribus de los cuados y por los romanos en el segundo siglo d.C.
Entre los siglos XIII y XVI, Trenčianske Teplice estaba bajo la jurisdicción de los gobernadores del castillo de Trenčín.
Las termas fueron fundadas por el conde Palatino Štefan Zapolsky en el siglo XVI y se ampliaron bajo la noble familia Illésházy, convirtiéndose en uno de los balnearios más importantes del Imperio de los Habsburgo.
En 1835 el spa fue comprado por el financiero vienés George Sina y totalmente modernizado. En 1888 su hijo Simón construyó un hotel y amplió el parque del balneario. Su hija Ifigenia de Castries d’Harcourt quiso construir un baño turco en estilo morisco, tomando como modelo un lujoso baño turco de la Exposición Universal de París.
Se trata de un edificio sin precedentes en Europa, construido en 1888 por el arquitecto Schmorantz con efectos sorprendentes: la iluminación con cúpulas de cristal crea la impresión de un cielo estrellado.
La fama del balneario proviene de cinco manantiales calientes de agua mineral sulfurosa (36-40 grados centígrados), especialmente adecuada para el cuidado de los trastornos nerviosos y del aparato locomotor.
Trenčianske Teplice es también un importante centro cultural, donde se celebran eventos culturales de ámbito nacional e internacional, tales como el «Summer Music», el festival internacional más antiguo de la música de cámara en Europa Central, y el Festival Internacional de Cine «Art Film Fest», que en el mes de junio reúne a actores y directores de renombre internacional.
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Foto: www.kupele-teplice.sk
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