La fractura dentro de la Unión Europea sobre el tema candente de la inmigración se acentúa cada vez más. Los países del Grupo de Visegrád – Eslovaquia, República Checa, Hungría y Polonia – no participarán en la minicumbre sobre migración programada en Bruselas para el domingo 24 de junio. Es la primera vez que un grupo entero de países de la UE decide boicotear una cumbre.
La decisión del grupo de Visegrád ha sido duramente criticada por el presidente francés Macron, quien declaró que «no se puede boicotear las cumbres europeas».
La reunión fue convocada por el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, debido a la necesidad de encontrar una respuesta europea común a la cuestión migratoria tras la crisis del barco «Aquarius» con 630 migrantes a bordo y la decisión de Italia de cerrar sus puertos.
Los países de Visegrád impugnaron la legitimidad de la minicumbre, considerando que todas las reuniones de líderes europeos deberían ser convocadas por el Consejo Europeo y no por la Comisión.
En el marco de la minicumbre se discutirá la adopción de políticas para permitir a los Estados miembros de la UE controlar el flujo migratorio, un tema que dominará la agenda de la cumbre de Bruselas prevista para el 28 y 29 de junio.
Sin embargo, los países europeos están divididos sobre el tema de la inmigración. Después de la reunión de los cuatro líderes del grupo V4 en Budapest, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki anunció el boicot de la cumbre, que presentará una propuesta ya rechazada por el V4.
Además de un acuerdo para acelerar la expulsión de los demandantes de asilo hacia el país de desembarco, se propondrá un «mecanismo de solidaridad eficaz» con cuotas de repartición obligatorias de los migrantes entre los países miembros. Este el punto del acuerdo de Dublín que los países de Visegrád rechazan enérgicamente desde hace más de dos años.
Viségrad parece rechazar tanto la asignación de cuotas de migrantes como la creación de una fuerza europea común para el control de las fronteras exteriores de la Unión Europea. En particular, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán insiste en mantener el control fronterizo dentro de la soberanía nacional.
El V4 apoya, en cambio, la propuesta de Francia y Alemania de reforzar la agencia europea Frontex, encargada de controlar las fronteras externas de la UE, y aumentar su personal en 10.000 agentes.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, propuso incluir otra solución en el borrador de conclusiones de la cumbre en Bruselas: administrar el flujo de inmigrantes al exterior de las fronteras europeas a través de la creación de «plataformas regionales de desembarco» ubicadas en Albania, Libia y Túnez. No se trata de una idea nueva, ya se planteó por el primer ministro Orbán hace unos años, pero recientemente obtuvo más consenso y fue aceptada por el danés Lars Loke Rasmussen.
En opinión de muchos, esa solución presenta la doble ventaja de evitar los naufragios en el Mediterráneo y el desembarco masivo en países europeos como Italia y Grecia. Además, dichas plataformas podrían permitir un procesamiento rápido para distinguir entre migrantes económicos y aquellos que tienen derecho al asilo y pueden entrar como refugiados, según el borrador de la propuesta.
La idea de Orbán, es decir una línea dura antinmigración en el corazón de la Unión Europea, encontró la opinión favorable del canciller austriaco Sebastian Kurz. Su país asumirá la presidencia rotativa de la UE el 1 de julio y promite centrarse en crear una «Europa que protege» y defende las fronteras externas conjuntamente para garantizar “la conservación del sistema de libre circulación”.
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Foto: Peter Pellegrini (FB)
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