Los países del grupo Visegrád 4 experimentaron un aumento del PIB de entre 3 y 3,8% en 2017, también impulsado por la distribución de fondos europeos (más de 150 mil millones de euros, según datos de la Comisión Europea) y la deslocalización de la producción de numerosas empresas alemanas.
Y el vínculo económico con Alemania no parece verse comprometido por las diferentes visiones de la política exterior y nacional en un momento en que la cooperación con China para la «Nueva Ruta de la Seda» sigue siendo un proyecto embrionario.
Sin embargo, hay algunos problemas críticos relacionados con las tendencias demográficas, como lo demuestra un estudio de la European Environment Agency sobre la tendencia en la población europea que se espera hasta finales de siglo.
Para 2050 la migración podría desempeñar un papel importante para determinar el crecimiento de la población en Alemania y el Reino Unido, mientras que otros países de la UE, como Polonia, y todo el grupo de Visegrad en general, experimentarán una disminución continua y significativa de la población, con tasas de crecimiento demográfico entre las más bajas de Europa.
Según estimaciones de las Naciones Unidas publicadas también por el Financial Times, la población total de los cuatro países disminuirá en un 13%, pasando de los 64 millones actuales a 55,6 millones en 2050. Esto significa que el fenómeno de la escasez de mano de obra será cada vez más generalizado, especialmente obreros, empleados, agricultores y artesanos.
Según datos de Coface, una agencia francesa de crédito a la exportación, en los países de Visegrado, en el segundo trimestre de 2018, los puestos vacantes en la industria, los servicios y la construcción superan los 520.000. Hungría necesita hoy 82.750 trabajadores en el sector industrial y de la construcción. En la República Checa, los puestos vacantes se han más que duplicado en los últimos dos años, de 122.809 a más de 270.500. En Polonia, el aumento es casi el doble, de 93.815 en 2016 a más de 164.000 en el tercer trimestre de este año. El 54,9% de los empleadores en el sector de la construcción creen que la falta de recursos calificados constituye un serio obstáculo para el desarrollo de su actividad empresarial. En Eslovaquia, el número de vacantes de empleo aumentó de 35.284 a fines de 2016 a 77.470 a fines de marzo de 2018, según datos del Instituto Ineko para las Reformas Económicas y Sociales.
La escasez de mano de obra que las empresas reportan corre el riesgo de desacelerar el ritmo del crecimiento del PIB y, en general, la tendencia positiva del tejido económico en el grupo de Visegrado, cuyo crecimiento económico favorecido por el aumento de los salarios y el consumo privado es superior a la media de la UE: + 4,2% en Eslovaquia, + 3,1% en la República Checa, + 3,2% en Hungría, + 3,7% en Polonia.
La escasez de mano de obra tiene una causa tanto demográfica como económica y está vinculada a la combinación entre una fuerte caída en la tasa de natalidad y el enorme flujo de migraciones a Europa occidental. Países como Polonia están tratando de abordar el problema importando mano de obra de Ucrania, pero la solución no parece suficiente.
Del mismo modo, es difícil convencer a los trabajadores emigrados a Europa occidental a principios de la década de 1990 para que regresen a sus país de orígen, ya que la brecha salarial entre el este y el oeste de Europa parece demasiado alta. Según los últimos datos de Eurostat, referidos al año 2014, el salario medio bruto por hora en los países del grupo de Visegrado es de aproximadamente cuatro euros frente a los 15 euros de Alemania y el Reino Unido y 25 euros de Dinamarca.
En 2015, un trabajador ganaba unos 5.700 euros netos al año en Eslovaquia, poco más de 6.000 euros en la República Checa y Polonia y unos 4.500 euros en Hungría, frente a un promedio de 23.000 en la Unión Europea, unos 20.000 euros en Alemania y más de 26.000 euros en el Reino Unido.
Si en los países de Visegrad la propuesta de algunos economistas para fomentar un flujo masivo de migrantes es difícilmente factible por razones relacionadas con motivaciones políticas y culturales, hay analistas que proponen la opción de la capacitación profesional de desempleados de larga duración y una estrategia de inversión planificada para promover la introducción de tecnologías innovadoras y sistemas robotizados de producción, así como la mejora de la calidad de la educación terciaria, con el fin de limitar la fuga de cerebros.
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Foto: Pixabay CC0
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